Diario de Valladolid

Alineación tiovivo

Pezzolano arrincona a jugadores como Juric, Marcos André o Moro en un nuevo giro de tuerca a sus onces / El Pucela es el décimo clasificado de la segunda vuelta

Pezzolano da órdenes a Salazar en el partido fente al Levante, con Sylla atrás llevándose la mano a la cabeza.

Pezzolano da órdenes a Salazar en el partido fente al Levante, con Sylla atrás llevándose la mano a la cabeza.LALIGA

Publicado por
Valladolid

Creado:

Actualizado:

En la portería: Masip. En defensa: Luis Pérez, Tárrega, Boyomo y Rosa o Escudero. Pero... ¿y en el resto del once? ¿Alguien se aventura, a nueve jornadas del final, a decir quiénes son los centrocampista y los atacantes titulares?

Exceptuando a Monchu, que juega por decreto, esté bien o mal, el mediocampo y la delantera se han convertido en un tiovivo del que entran y salen jugadores constantemente, sin que nadie pueda asentarse en puestos con caducidad más temprana que un yogur.

Las razones para tanta variación sólo las conocen Pezzolano y su multitudinario equipo de trabajo, cuyo funcionamiento cada vez recuerda más al de una comuna de personas alejadas de la realidad. Siempre supeditados al juego del rival, siempre variando dibujos tácticos que no están interiorizados por los jugadores, el Real Valladolid sigue sin gozar de un estilo propio y reconocible.

El equipo se ha transformado en una suma de individualidades que funciona cuando éstas lo hacen. En el caso de que nadie logre destacar a causa del entramado ejecutado por el entrenador rival, o bien porque no tengan el día, el juego no aflora.

La trampa del 4-3-3 sin extremos lo explica perfectamente. Meseguer, Sylla y Salazar anotan tres goles al Éibar en sendas acciones individuales, después de ir 0-1 en un partido nefasto en su primera mitad. Pezzolano eleva la anécdota a categoría y conserva el mismo esquema y (por una vez) el mismo once, excepto Tárrega por Torres.

El problema es que el Éibar no es el Levante. Los valencianos plantean partidos muy abiertos con escasas vigilancias en los laterales. Era un día evidente para jugar con extremos puros y así se le preguntó a Pezzolano en la rueda de prensa previa, pero él respondió con los lugares comunes de siempre, para quitarse de encima el incordio.

Conclusión: se vio obligado a efectuar cambios tras el descanso, incluso antes del minuto 60, el que destina para las primeras sustituciones, hagan o no falta.

MEDIO CAMPO. Un repaso a su once en la medular y el ataque confirma que el tiovivo de las alineaciones está más engrasado que nunca. Aparte de la ya comentada excepción del intocable Monchu, dos jugadores como De la Hoz y Meseguer han logrado plaza en los últimos encuentros.

Hasta la jornada 22, Meseguer sólo había jugado en tres partidos más de 70 minutos. No completó ninguno en este lapso, se quedó sin jugar en cuatro, y en siete no pasó de la media hora de juego. Desde la jornada 23 lo ha jugado todo, con cuatro partidos completos y cinco con más de una hora de juego.

Algo parecido a menor nivel ocurre con De la Hoz. Fue intrascendente hasta la jornada 23 (el día que más jugó fueron 18 minutos) y desde la 24 ha actuado en casi todos los encuentros, con cinco partidos jugando entre los 58 y los 81 minutos.

Y para que unos entren, otros deben dejar sitio. Juric, el blanquivioleta más destacado en el tramo inicial de Liga, se ha visto de repente en el banquillo. Hasta la jornada 23 lo disputó casi todo. Desde entonces sólo ha completado tres partidos de diez. En cinco actuó media hora o menos.

Otro de los defenestrados es Iván Sánchez. Hasta la jornada 26 era fijo, con minutajes casi siempre entre los 80 y los 90. De los últimos siete, el máximo que ha estado en el campo es 63 (en dos ocasiones), con dos encuentros sin jugar y otros dos de media hora o menos en el campo.

ATAQUE. En la delantera también se avistan hechos curiosos. El caso más especial es el de Marcos André. Añorado durante las 16 jornadas en que no jugó por lesión, la vuelta del brasileño se ha producido de manera casi clandestina.

Desde su reaparición (un minuto en El Molinón), se le ha visto con cuentagotas. 5 y 9 minutos en los encuentros siguientes, 63 frente al Zaragoza (máximo desde su lesión) y los 45 de Ferrol. Parece que el fallo del penalti le pasó factura, pues jugó 9 minutos ante el Éibar y no salió frente al Levante, pese a la falta evidente de gol.

Moro es otro desaparecido en combate. Tras su ausencia de cinco jornadas por lesión, disputó 9 minutos ante el Éibar que dejaron muy buen sabor de boca... pero se quedó en el banquillo frente al Levante porque «viene de mucho tiempo sin participar y hay que ir dándole minutos despacio» (Pezzolano el sábado) pese a que está «al cien por cien» (Pezzolano el jueves).

Biuk, fichado en enero, es otro jugador al que tampoco ha permitido el entrenador establecerse en el once. Tras su periodo de puesta a punto ha jugado siete partidos. Sólo en tres superó los 70 minutos.

Se podía pensar que todos estos cambios han servido para que el equipo prospere, pero las tercas matemáticas indican lo contrario. En la clasificación de la segunda vuelta (12 últimas jornadas) el Real Valladolid es décimo, con 17 puntos de 36. Así no se sube ni en helicóptero.

tracking