Un tercio para olvidar
El Pucela supera la tercera parte de la Liga como equipo más goleado, tercer peor goleador, anteúltimo en ocasiones claras para marcar y conjunto más amonestado
La temporada 24-25 ya ha sobrepasado el tercio de su trayecto en la Primera División. 13 partidos jugados de los 38 que cada equipo disputa en la Liga permiten sacar conclusiones que van más allá de la anécdota o del hecho aislado. Y las cifras reflejan lo mismo que la clasificación: el Real Valladolid figura a la cola de casi todas las estadísticas de la categoría. Aquello es consecuencia de esto.
La trayectoria del Real Valladolid se explica con dos datos cruzados: es el conjunto más goleado de la categoría (25) y su único jugador entre los cincuenta con mejor valoración de Primera (datos de Sofascore) es... su portero. Karl Hein ocupa el número 39. Cuando un equipo es una máquina de encajar goles y el mejor es el guardameta, no es cuestión de detalles. Algo falla en la base.
Ni siquiera Raúl Moro entra en este grupo de elegidos. Y qué decir de futbolistas como Kenedy, Machis y, en menor medida, Marcos André y Amath. Estos miembros del escalón de fichas más caras son prácticamente invisibles (los dos primeros) o apenas juegan (los dos últimos). En ningún otro equipo de la élite pasa esto, con el desgaste que supone para el vestuario. Las victorias untan de vaselina los agravios, pero las derrotas aumentan su escozor.
En la valoración media de los equipos por esta web (suma de las valoraciones individuales), el Pucela es penúltimo, como su puesto en la Liga, con 6,75, sólo por delante del Valencia (6,72). Cabe recordar que el equipo che cuenta con dos partidos menos disputados y el Espanyol, con uno. Si el Valencia gana a los catalanes o al Real Madrid, el Pucela sería colista. Y si pierde en Cornellá, el Espanyol, inmediato antecesor de los castellanos, se aleja a cuatro puntos.
Si en goles encajados el Real Valladolid es el peor de Primera en este tercio, en goles anotados cuenta con dos rivales aún más flojos. Los 10 tantos blanquivioleta superan los 8 de Valencia (con los citados dos partidos menos) y Getafe. El cuadro madrileño, próximo rival y con un punto más (10) que los de Zorrilla pero fuera del descenso, apenas marca, aunque tampoco le marcan con facilidad. Lleva 11 goles en contra, que son catorce menos que el Pucela. Bordalás, con una plantilla tan limitada o más que la blanquivioleta, ha sabido imponer su método mejor que Pezzolano.
Otro dato que llama la atención es el de ocasiones claras de gol. De nuevo el Real Valladolid habita los sótanos. Con 15, es el 19º, sólo por delante de un Valencia con 13 pero con esos dos partidos menos. Si hay pocas ocasiones, pero se aciertan el problema es menor. Pues tampoco. El Pucela ha fallado 9 de esas 13.
Un aspecto a tener en cuenta es el de tarjetas amarillas. Los albivioleta lideran esta estadística con 42, cinco más que Alavés y Las Palmas, sus inmediatos sucesores. Lo curioso es que el Real Valladolid no es un equipo de juego sucio. Muchas amonestaciones son por llegar tarde y hacer faltas evidentes, lo que habla del mal funcionamiento táctico, y otras por protestar, lo que indica el grado de frustración porque no salen bien las cosas. Las siete tarjetas del técnico justifican perfectamente el segundo punto.
La posesión de balón no es un parámetro que explique por sí solo el talante de un equipo. Algunos lo tienen para especular. Otros fían su gran fuerza a posesiones cortas y un contraataque voraz.
El Pucela no es ni lo uno, ni lo otro. Es anteúltimo en posesión -(42,5%), sólo por delante del Espanyol (40,8%)- lo que no significa que sea bueno en las contras ni mucho menos invulnerable atrás. Simplemente opta por estar agazapado y salir como y cuando pueda para golpear y seguir atrás, en una especie de cholismo de bolsillo.
Un punto en el que el Real Valladolid al menos no ocupa el furgón de cola es el de pases precisos. Con una media por partido de 276, es el quinto peor.
En número de disparos vuelve a estar abajo. Lleva 9,5 por partido, únicamente por delante de Valencia (8,8) y Leganés (8,3).
Si de esos tiros una buena parte llega a puerta, el mal es menor. Pero tampoco se mejora esa cifra, sino todo lo contrario. Los de Pezzolano promedian 2,4 disparos entre los tres palos por choque. Sólo mejoran al Espanyol, con 2,3.
Uno de los aspectos en los que más brilla el Real Valladolid, quizá por no tener el balón, es el de entradas. Realiza 16,5 por partido, siendo el duodécimo mejor. También aguanta el tipo en su derivada, las intercepciones. Su media es de 8,6, lo que le da el décimo puesto en este parámetro.
En despejes mejora aún más. Con 20,6 es noveno, si bien esto indica lo mucho que los rivales juegan en su campo y, en especial, en el último tercio.
Por último, el Real Valladolid es el cuarto equipo que más faltas comete (13,8 por partido). Su próximo rival, el Getafe, es el líder en esta lista, con 16,8. Si el encuentro se traba, además de su fealdad indicará que los blanquivioleta tendrán las de perder. Como les ocurrirá si en los casi dos tercios que restan de Liga reproducen estas cifras.