Diario de Valladolid

BALONCESTO / PRIMERA FEB

Otro apagón en Pisuerga del Real Valladolid Baloncesto

Un UEMC RVB impotente, con pocas luces y muchas sombras, tampoco es capaz de someter a un endeble pero trabajador Oviedo y sigue sin estrenarse en casa

Lolo Encinas se desespera en la banda en el partido ante Oviedo.

Lolo Encinas se desespera en la banda en el partido ante Oviedo.PHOTOGENIC

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La mucha luz es como la mucha sombra: no deja ver. El UEMC Real Valladolid, el equipo construido para ilusionar con un baloncesto más moderno sigue ciego fruto no solo de su incapacidad sino de su terrible inconsistencia. De poco o más bien de nada sirvió su buena puesta en escena adquiriendo una renta que alcanzó los 13 puntos (24-11). Una simple corriente, un insignificante soplido a cargo de un endeble Oviedo, sin torres pero plagado de peones a la causa, le acabó derribando. 

También Oviedo, un equipo de la llamada clase media de esta Primera FEB, fue capaz de buscarle las costillas a un UEMC Real Valladolid marcado por sus injustificables desconexiones. Y ,lo hizo con poco, muy poco pero... suficiente. Ni siquiera la mejor versión del hasta ahora criticado y señalado Egekeze, autor de 22 puntos y 25 créditos de Valoración, bastó a un equipo sumido en una continua depresión.

Egekeze fue el mejor del UEMC Real Valladolid ante Oviedo.

Egekeze fue el mejor del UEMC Real Valladolid ante Oviedo.PHOTOGENIC

Si este equipo se debía construir por la defensa, por ahí precisamente comenzó a cavar otra vez su tumba recibiendo en el segundo cuarto canastas calcadas una y otra vez, con el simple pase y va, el pick and roll, puertas atrás y tras saque de fondo. Un lastre más propio de infantiles que de un equipo de profesionales. Otra vez, en un abrir y cerrar de ojos y cuando la diferencia debía irse encaminada a la veintena de puntos, Oviedo, como la hormiguita, acabó haciendo montaña tomando los mandos del partido. Pocos, nadie lo podía creer. Con peones pero con un baloncesto más dinámico, sobre todo a la hora de trenzar las transiciones defensa-ataque, muy claras, demasiado claras.

Juangar, en una acción ante Oviedo.

Juangar, en una acción ante Oviedo.PHOTOGENIC

La anarquía o el no saber a qué se juega se apoderó del UEMC Real Valladolid, ahogado y agarrado una vez más al flotador de Kovacevic, que te sigue quitando en defensa lo que te da en ataque con esos triples estratosféricos, al trabajo de guerra de guerrillas de un impagable Juangar, con la calidad justa pero todo corazón, el poco aprovechamiento de su gigante Vucetic y el despertar de Egekeze. Solo con eso no bastó. Porque hubo jugadores que o no sumaron o más bien restaron como De la Fuente, Hoover (el americano llamado a hacer olvidar a Devin Schmidt), Rozitis o un Sans empeñado en hacer más cosas de las que debe.

Sin hacer ruido Oviedo supo aprovechar el atasque de su rival para entrar en el último cuarto igualado y sacar tajada del estado de ansiedad de un Real Valladolid que sigue sin jugar a nada firmando otra dolorosa derrota (78-82), la quinta en siete partidos. Porque ni siquiera fue capaz de ganar la batalla de los rebotes (35 frente a 42), cediendo segundas y terceras opciones a su rival de forma incomprensible en el momento que le tocaba remar y remontar en los últimos compases.

Robert Cosialls lanza ante el punteo insuficiente de Egekeze.

Robert Cosialls lanza ante el punteo insuficiente de Egekeze.PHOTOGENIC

Otra derrota que obliga cuanto menos a hacer examen de conciencia y a replantearse todo, absolutamente todo. Porque a los resultados y al mal juego o cuanto menos juego intermitente, se le suma el cúmulo de lesiones que podrían llevar de forma errónea a excusa cada derrota. Porque Oviedo, con un presupuesto por debajo de los 750.000 euros (en el furgón de cola y equiparables a los de Menorca, Oviedo, Zamora, Cartagena y Morón) ) era y es peor equipo que el UEMC Real Valladolid, aún con las ausencias.

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