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BALONCESTO / COPA DE ESPAÑA

Caramelo amargo para el Real Valladolid Baloncesto con la ley del absurdo

En un final surrealista un UEMC Real Valladolid Baloncesto intermitente no cambia su mala cara y vuelve a caer ante Zamora en casa pero logra acceder con sufrimiento mayúsculo a los cruces de la Copa de España

El UEMC Real Valladolid celebra el pase a los playoffs de la Copa de España.PHOTOGENIC

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Valladolid

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Hacía falta dar un golpe encima de la mesa y el UEMC Real Valladolid Baloncesto lo dio pero de forma tímida e incluso ridícula en otro partido para olvidar lleno de fatales e injustificables intermitencias en el que curiosamente salió airoso el equipo que no quiso meter.

 Porque en un final de partido del todo surrealista el UEMC Real Valladolid Baloncesto tuvo que agarrarse al colchón de cinco puntos que tenia a su favor para noquear, perdiendo, al Caja Rural Zamora y acceder a los cruces de cuartos de final de la Copa de España, la competición metida con calzador por la FEB.

Es difícil de explicar lo que pasó en un partido en el que Hoover, el tirador del equipo con un gran porcentaje en los tiros libres, a cuatro segundos y con 85-86 en el electrónico para el final tiro a fallar sus dos tiros libres para que no hubiera prórroga y Zamora pudiera levantar esos cinco puntos de rémora por su derrota ante Palencia. Pero surrealista también fue lo que pasó segundos antes con empate en el marcador (85-85) y que llevaba a la prórroga cuando Powell, que tenia orden de tirar a fallar buscando esos 5 minutos para para levantar la eliminatoria,  tiró a fallar a tablero y su tiro entró (85-86). Ver para creer. Cara de incredulidad en su entrenador Saulo Hernández y en la de su ayudante, el vallisoletano y ex entrenador del UEMC Real Valladolid, Roberto González, homenajeado en los prolegómenos en su vuelta a 'casa'. La ley del absurdo.

Kovacevic, errático y obsesivo, falla un lanzamiento.PHOTOGENIC

Después de tres derrotas consecutivas en Liga, algunas de ellas de forma sangrante, el Real Valladolid pudo degustar al fin un caramelo, el de pasar a siguiente ronda, aunque de sabor amargo. Pasó a siguiente ronda, sí, pero volvió a perder con Zamora. Logró destapar el tarro de las esencias, sí, por momentos, solo por momentos, tirando de los ‘pequeños’ (Atencia, Hoover y Manchón) y con un Rozitis que al menos demostró que conoce el juego. 

Lolo Encinas, en un tiempo muerto.PHOTOGENIC

Pero ese tarro de tapa pequeña, diminuta tapa, sigue dejando muchas dudas por las inexplicables desconexiones, ante un recién ascendido que perdió por lesión a su torre Pauksté (apenas 12 minutos en pista)  pero que supo agarrarse con maestría al partido con un baloncesto fácil (baste el inexplicable 11-23 de último parcial), todo lo contrario que Valladolid. El hambre de uno en poco o en nada se pareció al de otros. Una derrota, otra derrota, que no hace sino prorrogar el estado de alarma en un equipo incapaz de mantener la calma, la agresividad y continuidad e incapaz de contener su estado de ansiedad elevado. Porque, de nuevo, encajó más de 80 puntos.