Diario de Valladolid

BALONCESTO

Ataque de amnesia

El Real Valladolid Baloncesto volvió a ser irreconocible y no fue capaz de competir ante el Fuenlabrada (62-96) / La actuación de Shemar Wilson, de lo poco positivo

Shemar Wilson, en el partido ante el Fuenlabrada

Shemar Wilson, en el partido ante el FuenlabradaR.V.B.

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Pudieron ser los nervios del primer partido en casa. Pudo ser que no se logró sacar la mejor versión del equipo. O, simplemente, que ellos están dos escalones por encima. El Real Valladolid Baloncesto no fue capaz de competir ante uno de los favoritos para el ascenso. Fue de nuevo un equipo irreconocible tras la buena imagen que dio en pretemporada y en el debut ante Alicante.

Desde el primer cuarto, el Fuenlabrada fue el claro dominador. Los de Lolo Encinas no se encontraban cómodos y no lograban dar con la fórmula para frenar a los visitantes durante los primeros minutos del duelo. Shemar Wilson llevó el peso ofensivo en este primer tramo (anotó 8 de los 12 puntos blanquivioleta en el cuarto inicial), pero la diferencia entre unos y otros fue demasiado grande. Y, lo peor, es que el guión nunca amagó con dar un giro.

El segundo cuarto se afrontó con la sensación de que había muchas cosas que ajustar y mejorar, pero, lejos de recortar distancias, la brecha se hizo más grande. El UEMC RVB, errático en el triple y sin ideas en el ataque estático, también se vio desbordado a la hora de defender. Se echó de menos a un jugador como Vucetic, que finalmente no se pudo recuperar a tiempo de su esguince. Quien sí llegó, por cierto, fue Johnny Dee, que aportó con 12 puntos para los suyos. También Lotanna Nwogbo jugó en el Pisuerga, pero de color azul, y se mostró especialmente motivado ante su ex equipo y sumó a su cuenta particular 14 puntos.

El paso por los vestuarios pareció venirle bien al UEMC. Los locales tampoco querían dejarse llevar. Jaan Puidet trató de tirar de galones y Shemar Wilson volvió a dar un paso al frente. Sin embargo, este momentum fue efímero y el Fuenlabrada estuvo muy enchufado en todo momento. No le temblaron las piernas... ni las muñecas. Dee y Munnings siguieron castigando a un equipo que daba sus últimos coletazos de vida. A partir de ahí, el último cuarto fue un vergonzoso monólogo.

Todas las carencias mostradas hasta el momento se acrecentaron, y los de Toni Ten, acertados durante todo el desarrollo del encuentro, tampoco quisieron bajar el ritmo. Los triples sucedían a contragolpes y el Real Valladolid no fue capaz de reaccionar. Si hubiese sido un combate de boxeo, el árbitro hubiera parado y el Fuenlabrada habría sido declarado vencedor por KO técnico.

La ilusión de jugar en casa el primer partido se tornó en desencanto. Cinco minutos antes de su finalización, una buena parte de los aficionados abandonó sus asientos mientras los reservas del conjunto madrileño seguían arrollando a los locales. Destacaba Encinas tras el partido ante el Zamora que encajando 90 puntos no iban a ninguna parte. Esta vez casi se llegaron a 100.

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