Diario de Valladolid

BALONCESTO / PRIMERA FEB

Ridículo impensable del Real Valladolid Baloncesto

Un errático y retratado en defensa UEMC RVB es masacrado por el recién ascendido Zamora mostrando una paupérrima imagen hasta ahora desconocida

Un momento del Zamora-UEMC Real Valladolid Baloncesto.

Un momento del Zamora-UEMC Real Valladolid Baloncesto.LOF

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Es difícil de entender cómo un equipo pasa del blanco o cuanto menos gris claro al negro más oscuro en solo siete días. Si el reconstruido UEMC Real Valladolid fue capaz de debutar con un laborioso triunfo en Alicante una semana atrás, ayer en su segundo partido como visitante por las exigencias de ese ‘Multiusos Pisuerga’ al servicio de todos, fue capaz de desaparecer por completo para convertirse en una marioneta.

El Caja Rural CB Zamora, un recién ascendido, con jugadores sin nombre pero con un hambre terrible, no solo le puso en aprietos sino que le bailó (literal) por completo para llevarle a su primer ridículo. Sí, porque viendo como se desarrolló el partido nadie se habría atrevido a decir quién era el recién ascendido. Cierto es que el equipo blanquivioleta estaba retratado de inicio por la baja de última hora por lesión de Vucetic. Y si ya en pretemporada, en una buena pretemporada, se pudo apreciar que las carencias podrían venir del juego interior, en Zamora, sin su única torre (esguince de tobillo) para hacer frente al ‘gigante’ Pauksté, quedó retratado desde el inicio. Si a esto sumamos que en ataque la mirilla la tuvo totalmente desviada (2 de 26 triples), se puede entender el porqué de la derrota aunque no justifica el cómo.

El termómetro

Amnesia. ¿Cómo es capaz un equipo de olvidar todo? Porque el UEMC Real Valladolid fue una caricatura de sí mismo en Zamora. Desatino total y pésima aplicación defensiva.

​Juego interior. El juego interior este año del UEMC es ‘pequeño’. Y si le privas de su ‘único center’... con peso, Vucetic, lesionado el viernes, blanco y en botella...

Desatino. Mientras Powell era capaz de atinar siete veces de 11 lanzamientos desde la línea de 6,75 metros, el perímetro del Real Valladolid firmó un desastroso 2 de 26.​

Y es que el UEMC Real Valladolid, a trancas y barrancas y lastrado en el triple (1 de 10) fue capaz de estar en partido hasta el descanso (41-39) mandando con una máxima de tres puntos (20-23). Pero su fragilidad quedó al descubierto pronto. Primero en el bloqueo del rebote defensivo, en el debe ya en el triunfo en Alicante. Después en la incapacidad defensiva en el hombre-balón en los 1x1 y en la defensa al gigantón Pauksté, colocado al más puro estilo waterpolo de ‘hombre-boya’ .

Lolo Encinas, entrenador del UEMC Real Valladolid Baloncesto.

Lolo Encinas, entrenador del UEMC Real Valladolid Baloncesto.LOF

Y si en Alicante el despertar del Real Valladolid llegó en el tercer cuarto, en Zamora fue su tumba con el ‘pequeño’ Powell, previsible, de ejecutor desde la línea de tres puntos martilleando una y otra vez el aro vallisoletano con 7 de 11 triples, muchos de ellos liberado.

Zamora abrió una vía de agua en la nave de Lolo Encinas irreparable (66-52). No había sensación ni ganas de remontar mostrando la peor versión (pretemporada y arranque liguero) desde la llegada del técnico vasco al banquillo. Porque faltaba lo peor, un último cuarto de impotencia total ante el deleite de una afición zamorana que se frotaba los ojos por lo que estaba viendo y viviendo. Una primera derrota del Real Valladolid, dolorosa y posiblemente inimaginable, que lleva al sonrojo y cuanto menos a la primera reflexión.

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