Marta Arce: «Es un orgullo muy grande»
La vallisoletana tiene una «ilusión doble» por ser abanderada de España en los Juegos Paralímpicos ya que no se lo esperaba
«Tengo posibilidades de medalla pero no será fácil»
Superwoman no viste un traje azul y rojo con faldita y capa encarnada. Se enfunda un judogui. O se pone la ropa para estar en casa y cuidar de sus tres hijos. O imparte conferencias para hablar sobre la gestión del cambio, el liderazgo y la gestión del error. La escuchan muchos, también altos directivos.
Superwoman estudió fisioterapia. Y habla inglés, italiano y japonés. Además es medallista Paralímpica, y campeona Mundial y Europea en judo. Y todo esto pese al albinismo óculo-cutáneo que le dejó de nacimiento un 10% de vista.
Superwomen hay muchas en el mundo. Ésta se llama Marta Arce. Y no se queja por lo que no tiene. Lucha por lo que quiere.
La vallisoletana será la abanderada de España en los Juegos Paralímpicos que comienzan el 28 de agosto en París. Atiende a este diario por teléfono en plena vorágine familiar, con sus hijos revoloteando por la casa, al habitual volumen de conversación infantil. Enseguida se comprueban las dotes de convicción de Marta. «Dame un segundo que me pongo los cascos y pongo orden». Negocia un silencio temporal con sus hijos. No se vuelve a oír ni una mosca.
La judoca está conmovida por el reconocimiento recibido. «Es un orgullo muy grande, algo emocionante. Sabía que estaba en las quinielas pero era algo que había que resolverse en el Ejecutivo. Me podía tocar por edad y trayectoria, pero es que hay muchas compañeras maravillosas y espectaculares que tenían las mismas posibilidades y también se lo merecían. Ha sido una sorpresa muy, muy gratificante porque, de verdad, no entraba en mis cuentas que pudiese ser yo. Así que la ilusión es doble».
La medallista internacional cree que en el momento de portar la bandera brotará la emoción. «Lo que hace a los Juegos especiales son cosas como la ceremonia de inauguración. He ido a todas y me encanta. Competir en el tatami lo haces en cualquier campeonato, pero convivir con deportistas de múltiples especialidades, tantos países distintos y tantas realidades diferentes es único».
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Marta Arce será la abanderada de España en los Juegos Paralímpicos de París
Diario de Valladolid / El Mundo
Marta Arce es paralímpica desde 2004, cuando consiguió la plata en Atenas. A sus 47 años desea subir de nuevo a un podio al que también se aupó en Pekín 2008 (plata) y Londres 2012 (bronce). No estuvo en Río 2016 por su maternidad pero volvió en Tokio 2020 (celebrado en 2021) ya con sus tres hijos, para ser quinta.
«Tengo posibilidades de medalla, pero no va a ser fácil. Entran en juego tantos factores: el día que tengas, el sorteo, el flow (sensaciones) de ese momento. Pero estoy ahí, voy cuarta en el ránking mundial y esta noticia de ser la abanderada me da un impulso más para ir a tope y conseguir la medalla».
Marta desvela que no está entrenando ahora más, pero porque no ha parado desde hace años. «Llevamos un ciclo tremendamente agotador desde el punto de vista mental. Hemos tenido un Grand Prix Mundial, un Europeo, Nacionales... Cada seis u ocho semanas desde 2022 no hemos tenido un parón de dos o tres meses sin competir, que te permita parar quince días del todo. Así que tenemos muchas ganas de dar este apretón final, que llegue la cita de París, y descansar».
Cuando la judoca se refiere a entrenar, la palabra puede escribirse con mayúsculas. «Estoy de lunes a viernes de tres horas y media a cuatro y media por día. Los fines de semana descanso. Y a veces me salto una sesión de mañana o tarde porque es mucha tralla y ya no tengo 20 años, como María, que es con quien entreno», explica entre risas.
La vallisoletana cuenta con muchos frentes abiertos en su vida diaria: madre, deportista de élite, fisioterapeuta, coach motivacional y más. ¿De dónde saca el tiempo? «A veces no se puede y me siento un pelín desbordada, pero se acaba sacando. Voy con el reloj pegado al culo. Es verdad que en casa comparto todas las tareas y responsabilidades con mi chico».
Marta vive en Hoyo de Manzanares (Madrid) y no se escapa tanto a Valladolid como le gustaría. «Tenemos allí a mi suegra. Los niños quieren ver a la abuela y eso no lo perdonan. Seguro que subiremos pronto algún fin de semana».