Nuevo suplicio para el Real Valladolid Baloncesto

El canto a lo imposible del UEMC Real Valladolid en Burgos fue eso, otro ejercicio en blanco, un inútil fuego de artificios en una guerra con armas nucleares. Quebrado por la mitad, el equipo de Paco García, pese a otra aparente buena puesta en escena, aparente, volvió a ser una inofensiva marioneta en manos de un San Pablo Burgos que le volvió a bailar sin piedad ante la alegría de su afición que acabó haciendo la ola.

Cegado y sin rumbo, la osada resistencia de los blanquivioleta era una cuestión de tiempo. Y eso lo sabía su rival, en otra dinámica, sensaciones, hambre y fuerza muy diferentes. Así la oposición del Real valladolid en el Coliseum, aunque duró más que en el primer envite, también fue otro relog de arena, de poca arena. Concretamente su inútil resistencia alcanzó su cenit a poco más de tres minutos para el final del segundo cuarto con el empate a 33. A partir de ese instante fue un auténtico martirio y suplicio al encajar un parcial brutal y demoledor de de hasta 34-8.

Se repetía la historia y el sonrojo camino de la novena derrota de la temporada de forma consecutiva. Se dice pronto. Sin la lucidez de sus bases, con una defensa de sombras en la que apenas inquietó, más por deseo y corazón que otra cosa, el canterano Juan García-Abril, y con el lastre de jugadores desaparecidos, el Real Valladolid cavó su propia tumba abriendo la desventaja hasta la treintena (83-53). Ese autoborrado de partido llevó a Paco García a condenar en el banquillo del olvido a su estrella, de un tiempo a esta parte estrellada, Devin Schmid, con apenas 15 minutos en cancha.

Y totalmente roto, al UEMC Real Valladolid totalmente roto le queda aún pasar el calvario de jugar en Pisuerga ante su afición, al menos un partido más. Porque por lo visto en estos dos partidos poco más se puede `pedior salvo hecatombre de San Pablo.