BALONMANO / LIGA ASOBAL
El Recoletas se desangra en Pamplona
El equipo de Pisonero se estrella en un correcalles contra el que será su portero la próxima campaña, Juan Manuel Bar, y desaprovecha siete superioridades más que el Anaitasuna / Los gladiadores azules logran maquillar una derrota que puso ser más abultada y pierden la séptima plaza
No hubo cuarto triunfo consecutivo de un Recoletas que pagó cara su pésima aplicación defensiva ante un Anaitasuna, bien protegido por su portería y que cimentó el cómodo triunfo (pese a lo que pueda indicar el marcador final) en el tramo final de la primera mitad y los primeros minutos de la segunda.
El recuperado conjunto de Pisonero tenía la oportunidad de alcanzar la sexta plaza tras la derrota de Nava, su última víctima, y no solo no lo hizo sino que perdió la séptima en favor de un Anaitasuna que, curiosamente, comenzó a construir su triunfo a través de Juan Manuel bar, el que será nuevo portero del Recoletas la próxima temporada.
En un partido jugado a velocidad de vértigo, muy próximo a un correcalles, la sangría del Recoletas comenzó por la flaqueza y debilidad de su eje central defensivo, otrora baluarte. La gran lectura de Torrico y las paradas de Juan Manuel Bar, catapultaron a un Anaitasuna que desniveló la hasta el momento nivelada balanza corriendo en transición. Y por aquí, sin balance defensivo, el Recoletas comenzó a cavar su tumba. Torriko y el lateral derecho Albizu, con una producción de 20 goles (9+11), fueron una auténtica pesadilla para un recoletas que se desangró ya al descanso (18-11).
El paso por los vestuarios no sirvió para corregir el rumbo, todo lo contrario. Porque Anaitasuna, con el mismo planteamiento de acelerar el ritmo abrió una brecha de diez goles (32-22) pasado el ecuador de la segunda mitad que hizo cualquier intento de remontada una mera quimera. Y aunque Dimitrievski, quizás en su mejor partido, cogió el liderazgo ofensivo dejado por Álvaro Martínez y Freitas, el roto era demasiado grande, pagándose también la poca efectividad en las superioridades, siete más que el rival.
A la épica y apelando a su aguerrida defensa abierta buscando respuestas, el Recoletas las encontró aunque ya era demasiado tarde. Dos tiempos muertos del Anaitasuna sirvieron para frenar el ímpetu ya tardío de un Recoletas que en esta ocasión echó de menos una mayor colaboración de su portería (22%).
En un todo o nada el equipo de Pisonero murió con las botas puestas acercándose hasta los tres goles y maquillando la derrota final (39-35).