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FÚTBOL / REAL VALLADOLID

Hasta que Ronaldo quiera

El Pucela hace el ridículo en Ferrol, donde se transforma en un muerto en vida tras fallar un penalti / Firma su peor partido de la temporada tras el de Éibar y sale de zona de promoción / El mensaje de Pezzolano, agotado

Marcos André personifica la metafórica caída del Real Valladolid en Ferrol. LALIGA

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Tras las victorias de los equipos grandes con gol decisivo al final de mucho tiempo añadido, suele aparecer un meme en el que los números de la pantalla con que se muestran los minutos de más, son sustituidos por la frase:  ‘Hasta que (el equipo que sea) marque’.

El Real Valladolid, que se ha convertido en sus dos últimos partidos en un meme a domicilio y que en toda la Liga ha sido incapaz de saber a qué juega, ya tiene fecha para la destitución de Pezzolano: ‘Hasta que Ronaldo quiera’. Porque la grada ya lo pide a voz en grito y en el mundo del fútbol de plata existe un  consenso casi total de que no se puede jugar menos con más.

Ronaldo, el mismo que mandó a Segunda al equipo por no destituir a Sergio pero que echó a Pacheta cuando lo tenía en zona de salvación, sólo porque se encampanó en el palco del Bernabéu cuando se mofaron del 6-0 recibido, sigue haciendo de Don Tancredo con el entrenador que selló el descenso sin un tiro  a puerta en el partido decisivo ante el Getafe y que tiene, a once jornadas del final, al Pucela fuera de la promoción, con el ascenso directo despidiéndose.

Sí, hay tiempo para reaccionar. Pero no con Pezzolano.

Habrá visto que del partido no he hablado todavía. Es que no lo hubo. No fue partido , sino entero para el Racing de Ferrol. El Real Valladolid tuvo un penalti a favor en el minuto 4 por derribo del ex blanquivioleta Álex López a Monchu. Milla no lo vio pero, VAR mediante, rectificó. Marcos André tiró desde los once metro al larguero, para seguir la tradición y fallar todos los penaltis tirados en esta Liga. Es el tercero.

Era el minuto 8 y el Pucela quedó tocado. Se hundiría 10 después con un pase casi de área a área de Castro a Serrano. Luis Pérez estaba mal colocado, midió peor, el extremo racinguista le ganó la espalda y se plantó ante Masip. Chutó al palo corto, el portero no reaccionó bien y gol.

El encuentro acabó ahí, con el 1-0 del minuto 18. Lo demás fueron, como se dice en baloncesto, minutos de la basura. Hubo como para llenar un camión.

Quién sabe si el partido hubiese cambiado con el 0-1, pero en la previa al choque avisábamos desde este rincón que el Oviedo comenzó perdiendo en este escenario y ganó al final 1-3. El Real Valladolid no puede hacerlo porque desde Andorra se ha convertido en un desastre a domicilio. No juega a nada, como en casa, pero además pierde. 

Pezzolano ayudó a la derrota con la enésima vuelta de tuerca táctica. El plato del día fue un 4-4-2 con Sylla y Marcos André arriba. O eso dicen, porque a veces parecía un 4-3-3. Sin ser surtidos de balones y con las faltas constantes del rival,  no se les vio. Como a Amath, y a Iván, y a Juric... y al resto. Es imprescindible que un equipo tenga riqueza táctica, pero también lo es que no intente hacer integrales cuando aún suma con dificultad. El míster pasó luego a un presunto 4-2-3-1 para volver a los dos delanteros con Negredo.

Como si hubiese jugado en caja y uno , tipo baloncesto. Habría dado igual.

El encuentro fue un dolor para los ojos tras el 1-0.  No pasaba nada. Iván puso a prueba a Cantero en el único tiro entre palos visitante. El único. Comenzó la segunda parte, entró Meseguer por el desvanecido Marcos André y siguió sin pasar nada. El partido era horroroso, un insulto. Y al Pucela se le veía deprimido. Los jugadores  no creen en lo que hacen.

Y llegó el 2-0. Un gol de recochineo. Serrano envió un balón de espuela a Losada, que se metió entre los centrales para fusilar a Masip. Justo tras el gol entraron Biuk y Negredo. A arreglarlo. Como Tárrega, que vio su segunda amarilla en el 83 por un empujón descarado. No va con la sub 21 pero se pierde igual el choque contra el Éibar.

A este Pucela no le hacen falta enemigos. Se basta consigo mismo para herirse, quizá de muerte. Nadie garantiza la curación, pero Ronaldo tiene tiempo de llamar a otro médico para intentarla. La cosa es si tiene ganas. Hasta que quiera.