BALONCESTO / LEB-ORO
Otra huelga de brazos caídos del Real Valladolid Baloncesto
Nuevo ridículo del UEMC Real Valladolid fuera de casa, esta vez en Menorca, que le dobló al descanso / La baja de Schmidt, escondida hasta el último momento, dejó sin capacidad de respuesta a un equipo plano, sin hambre y totalmente apático en una primera mitad para olvidar
Dicen que la pereza no es más que el hábito de descansar antes de estar cansado. Y el UEMC Real Valladolid Baloncesto , en su enésimo ejercicio de apatía, volvió a hacer de forma incomprensible huelga de brazos caídos en un partido como visitante esta temporada. Con la baja de su francotirador Devin Schmidt, escondida hasta el último momento, el equipo vallisoletano volvió a ser una marioneta en manos de un rival de la zona media de la LEB-Oro. Incomprensible.
La apatía inicial, del primero al último, empezando por un Paco García, cruzado de brazos y apoyado en una valla publicitaria como mero espectador, una situación que paradójicamente se repita cada vez que el equipo opta por hacer novillos, dejó marcado al Real Valladolid Baloncesto ante un rival con 14 derrotas en su casillero pero que dejó claro desde el minuto inicial su deseo por ganar este partido. ¿Dónde está el Paco García enérgico, motivador, capaz de apretar y exprimir la naranja como nadie? Ayer, decepcionado, también optó por arrojar la toalla antes de tiempo. ¿Tal mal lo vio?
El 8-0 de inicio solo fue el aperitivo de otra indigestión . Tres minutos para dejas al descubierto sus vergüenzas de falta de atención, deseo y... dirección. Menorca comenzó a bailar al conjunto ayer morado corriendo cuando es un equipo que apura las posesiones al límite.
Menorca primero hizo sangre ahondando en el balance defensivo y después se encomendó en su artillero Hannah ( al que nunca se debe dar un respiro) para aumentar las diferencias segundo a segundo en una segunda mitad de incapacidad total vallisoletana (parcial de 25-9).
El UEMC Real Valladolid, otra vez cerca del ridículo , se fue al descanso doblado en el marcador por su rival (44-22). Inaceptable. 13 pérdidas y un 2 de 10 en triples para abrir a Menorca una autopista sin tráfico hacia una victoria plácida.
Mucho tenía que cambiar la cosa en el descanso para que el Real Valladolid despertara de su letargo. Y el inicio del tercer acto fue más de lo mismo creciendo la desventaja hasta los 27 puntos (56-29). ¿Dónde estaba el orgullo? Solo de manera anárquica, con Kovacevic de estilete, el equipo vio la luz aunque por una rendija. Porque su fusil fue un arma insuficiente en una guerra que comenzó perdiéndose desde la defensa, de nuevo en la defensa de la primera línea, un mal repetido. Porque Hannah dio el relevo anotador al otro tirador, Demers , para nadar y guardar la ropa.
El UEMC RVB, refugiado en zona, consiguió acercarse hasta los 13 puntos, lo más cerca de tierra. Pero solo fue un espejismo, la huelga de brazos caídos duró en algunos y el equipo, descabezado por completo y con un juego interior inexistente fue víctima a manos de un rival que no vio peligrar en ningún momento su victoria.
Una derrota, otra derrota que vuelve a condenar al UEMC Real Valladolid al rincón de pensar. Porque por la calle del «después» se llega a la plaza de «nunca». Y con las sensaciones transmitidas en otra plaza menor como Menorca el ascenso es una utopía.