BALONMANO / LIGA GUERRERAS IBERDROLA
El Aula se hace el hara-kiri en el peor momento
El conjunto vallisoletano que podía colocarse de forma histórica líder de la Liga Guerreras Iberdrola, es ridiculizado y sale escaldado en Granollers a pesar de O’Mullony (14 goles de los 25 de su equipo), un islote en medio de la inmensidad del océano
El Caja Rural Aula firmó el peor partido en mucho tiempo en el peor momento posiblemente de su historia. Porque el equipo de Peñas tenía ante sí la posibilidad de colocarse de líder al frente de la Liga Guerreras. Sí, palabras mayores. Pero sufrió el llamado mal de alturas, un vértigo atroz para ser casi ridiculizado y no ser capaz ni siquiera de competir en Granollers.
El conjunto vallesano le pasó por encima. Literal. Solo hizo falta ver los dos primeros minutos para darse cuenta que estaba totalmente descabezado. Y es que la baja de Elba Álvarez no solo deja un tremendo vacío en la dirección de partido, sino que hace gritar a los cuatro vientos, ‘Presidente, tenemos un problema’. Porque el Aula fue una caricatura de sí mismo para estrellarse contra la horma de su zapato, un Granollers que no solo le bailó sino que jugó le noqueó corriendo, como más le gusta o le gustaba jugar al Aula.
Nunca hubo partido. O’Mullony fue la única referencia del conjunto vallisoletano. Un pequeño y solitario islote en medio del Océano. La batalla terminó a partir del minuto 10. Porque del empate a 5 goles se pasó a un visionario 16-10 al descanso que no hizo sino sonrojar a más de una jugadora, lenta y totalmente desconcentrada como Lorena, ausente como Amaia , sin portería o perdida en otro balonmano de antaño como Teresa.
Lo más grave y a la vez sorprendente es que ni siquiera se vio deseo en la pista, acrecentada esa falta de hambre en un inicio del segundo periodo digno de estudio en el que el Granollers viajaba en cohete mientras el Aula lo hacía en patinete. ¿El resultado? Sangría y 12 goles abajo cuando apenas se habían consumido 10 minutos.
¿Qué le estaba pasando al Aula? Difícil de explicar. Lo primero es que las rotaciones programadas, al menos en este partido hicieron mella. Sentó a O'Mullony y se acabó la poca resistencia que había en el campo.
Desconexión y bajón físico para ser víctima de un rival que clavó su envenenado aguijón casi siempre en transición. Y es que los errores, muchos, todos, pasaron su inevitable factura el día que se podía poner líder y enseñar sus garras a los poderosos y no lo hizo.
Solo un leve despertar del Aula, liderado ¿cómo no por O’Mullony? la única que se salvó de la quema, evitó un sonrojo mayor. Pero solo fue un mero espejismo. . Y en uno de los mejores partidos de O’Mullony. Incomprensible. El equipo se acercó a siete goles, un mundo al fin y al cabo.
Porque el desdibujado y para muchos, para todos desconocido Caja Rural Aula, al menos en esta campaña, acabó como el rosario de la aurora jugando sin portera en un impotente y ridículo todo o nada para recibir dos goles a portería vacía e irse de Granollers con 36 goles en la saca, algo inaudito y una derrota que escuece, por lo mucho que había en juego, por 11 goles (36-25). Ver para creer tal y como estaba el equipo hasta este partido, el día de autos, el día en el que el Aula decidió hacerse el hara-kiri en el peor momento. Tal cual.