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BALONMANO / LIGA ASOBAL

El Recoletas doblega y sobrevive a los inventos ante el Anaitasuna

En un duelo marcado por la locura y lastrado por el juego sin portero para igualar las inferioridades el Recoletas remonta cuatro goles al Anaitasuna para acabar sufriendo al caer en el mismo error que su rival

Partido de la Liga Asobal entre el Recoletas Atlético Valladolid y el Helvetia Anaitasina. / J. M. LOSTAU

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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Esta claro que el Recoletas Atlético Valladolid no quiere bajarse de la buena ola pese a que el vértigo puntual le lleva a vivir al borde la locura, para llorar como en su último partido en Nava o para reír y... disfrutar aliviado como ayer en Huerta del Rey en su defensa de la cuarta plaza de la Asobal ante un Anaitasuna con el mismo objetivo.

En un partido jugado a velocidad de vértigo en el que los errores activaron el contraataque en primera o segunda oleada de ambos equipos con especial mención para el extremo del conjunto navarro Martín Ganuza, todo un aguijón envenenado (11 goles)  para un César Pérez vendido, el Recoletas, mandando desde el inicio con rentas que alcanzaron los tres goles, no supo rematar a su rival que vivió de los regalos de su rival para penalizarle al contragolpe.

EL MUNDO

 

Así en una fase de desconexión prolongada y de atasco,  Anaitasuna se fue al descanso dos goles arriba (17-19), renta que aumentó en la reanudación a los cuatro goles (18-22) para encender por primer vez la luz de alarma. Tiempo muerto de Pisonero de arranque (solo se llevaban 3 minutos consumidos) para parar la sangría y vuelta a empezar con una defensa más abierta y con Camino jugando de avanzado.

Anaitasuna, como Don Erre que Erre, se empeñó en igualar las inferioridades sin portero, un suicidio que ejerció de despertador para los ‘gladiadores azules’ que a toque de corneta dieron la vuelta al partido de forma meteórica con goles a portería vacía.

Con las riendas del partido de nuevo en manos del Recoletas, el Anaitasuna parecía noqueado a poco más de 3 minutos para el final (34-30 y balón  en contra). Sin embargo Pisonero optó también en igualar la inferioridad de Pedro Martínez jugando sin portero para recibir paradójicamente el mismo castigo dando alas de resurrección a su rival, que le metió el miedo en el cuerpo (34-33).  Malditos inventos. 

 

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