Guerra abierta en el Real Valladolid

Está visto que no llueve a gusto de todos y menos en un Real Valladolid convertido, por méritos propios, en la casa de los líos . La tranquilidad, tan necesaria para todo club que se preste a ascender de categoría, como es el caso del Real Valladolid, sigue haciendo caprichosos quiebros en un club blanquivioleta que es salpicado por situaciones cuanto menos rocambolescas.

El último lío lo ha protagonizado el entrenador del Valladolid Promesas , que no dudó en cargar contra Pezzolano , tras su última derrota en casa frente al Ourense (0-1). Una derrota que escoció y que hizo a Baptista despotricar contra el primer entrenador del club. «Hay una orden de que hay jugadores que tienen que jugar y yo, como trabajador de club, hago lo me piden. Esto es categoría semiprofesional, si lo tratamos así no da para competir».

¿Con razón o sin razón? Lo cierto es que la situación del equipo filial en la Segunda RFEF invita cuanto menos a la reflexión. Y es que el Promesas, tras 10 jornadas disputadas, ocupa puestos de descenso (es 14º de 18 equipos con 10 puntos logrados de 3 triunfos, 1 empate y 6 derrotas), un bagaje paupérrimo en un equipo del que se esperaba más.

Los caprichos de Pezzolano cogiendo a su antojo a jugadores del filial para luego que acaben sin jugar minutos ni en el primer equipo ni en el Promesas ha desquiciado a Baptista, que saca a la luz los problemas existentes en la dirección deportiva del club, que no ha sabido atajar hasta la fecha la situación.

El divorcio entre Pezzolano y Baptista  es más que evidente después de esta salida de tiesto, de momento consentida y no repudiada (al menos de puertas hacia afuera) desde la dirección deportiva del club o incluso desde la presidencia, que debería ejercer de mediador por la estrecha y conocida relación que mantiene Ronaldo Nazario con ambos.

Jugadores como Tunde, Garri o Frimpong son las manzanas de la discordia. Tres jugadores que representan el futuro inmediato del Real Valladolid y que por unos motivos u otros son moneda de cambio con subidas y bajadas entre el primer y segundo equipo. 

Las palabras de Baptista se convierten casi sin querer en un motín. «Yo llevo trabajando aquí cinco temporadas y siempre he hecho la labor de entrenador de club, pero en este momento creo que deberíamos dar una vuelta a la situación. La forma en la que se están haciendo las cosas no es la más adecuada. Es una reflexión que tenemos que hacer: si esta es la dirección que queremos tener como club».

La respuesta de Pezzolano , el entrenador impasible, no ha llegado de momento y será en la rueda de prensa de mañana previa al partido que jugará el Real Valladolid el sábado en El Sardinero, cuando salga al paso. La pregunta es obligada. ¿Será políticamente correcto o marcará su territorio? Y es que cabe recordar que Pezzolano, cuando llegó al club, dejó claro que iba a llevar el control del filial con acceso directo con el objetivo de aunar ambos equipos.