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BALONCESTO ADAPTADO / DIVISIÓN DE HONOR

El israelí del Aliados, Maor Lasri, habla sobre la guerra entre su país y Palestina

En su primera temporada en Valladolid, el joven de 21 años, vive el conflicto en su país a 5.000 kilómetros de distancia y reconoce que «Se está repitiendo el mismo horror que con los nazis» / Está en contacto diario con sus padres y un hermano menor, también con amigos integrados en el ejército

Mayor Lasri ante Murcia. / C. Minguela

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Diario de Valladolid | El Mundo
Valladolid

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El jugador del Fundación Aliados, Maor Lasri, está viviendo momentos difíciles. Se halla a más de 5.000 kilómetros de su casa, en Kfar Yona (Israel), donde ha dejado a sus padres y a un hermano de 17 años, además de muchos amigos, algunos de los cuales, están en el ejército. Con su familia está en contacto diario, y sabe que están bien, al menos, por ahora. Sus amigos, aunque en ocasiones no hay buena cobertura, le actualizan la situación y le cuentan cómo se van desarrollando los acontecimientos.

 Aunque lleva poco más de un mes en España, entiende bastante bien el idioma, aunque aún no tiene confianza para mantener una conversación de tanto calado, y por eso prefiere explicarse en inglés. Pero el español no le es extraño, ya que su abuela es de Melilla y, por tanto, al ser de origen sefardí, cuenta con la nacionalidad española. 

 Maor tiene 21 años y explica que su gente está “sufriendo bombardeos todo el día” y que, si bien no están en primera línea de fuego, al ser una zona central en la que “es difícil que pueda entrar Hamás”, no están libres de la tragedia que se sufre: “Entraron 2.000 terroristas en una zona fronteriza entre Gaza e Israel, mientras estaban celebrando el festival Nova, y mataron a 300 personas. Luego arrasaron casas, atacaron a familias enteras, incluidos bebés, y secuestraron a más de 200 personas. En total, desde que comenzara esta guerra, han atacado a más de 3.500 personas. Es una situación horrible”, detalla el joven jugador del conjunto vallisoletano.

En su opinión “esto es solo porque odian a los judíos. Se está repitiendo el mismo horror que con los nazis”, ha añadido Maor, quien sufre al ver los vídeos de lo que sucedió el pasado mes de octubre, sabiendo que se encuentra muy lejos de sus seres queridos. En este sentido, reconoce que “es duro no estar con ellos”, pero sabe que “están bien, y que toman las precauciones necesarias, porque no es la primera vez que se recrudece el conflicto, y saben lo que se debe hacer cuando suenan las alarmas y hay que ir a los refugios”. Él mismo, a pesar de su juventud, también ha vivido esta situación de peligro, y ha tenido que “salir a la calle para acudir a los refugios”, o “meterse bajo un coche o estar en el suelo hasta que dejaban de sonar las alarmas”.

Ha asegurado que sus compañeros de equipo están “muy pendientes” de él y que no le dejan “ni un minuto solo”, por lo que se siente arropado en esta estancia en Valladolid, aunque a veces siente impotencia, al no poder abrazar a los suyos en estos momentos tan complicados. Por eso ha querido ayudarles “dando visibilidad a la situación que se vive en Israel”.

Una situación que no comprende, y que cree que tiene difícil solución, porque “hay gente que no quiere a los judíos y que no quiere convivir con ellos”, por eso cree que el objetivo tiene que ser “destruir a Hamás”, porque sabe que “hay muchos palestinos que no están de acuerdo con ellos, y también los civiles de allí están pagando la barbarie”. Y, de hecho, hay palestinos trabajando en Israel, como Yosra, la mujer que atiende en su casa y con la que se ha criado, que es palestina, y que ahora tiene problemas para llegar al trabajo. Lo sabe porque mantiene el contacto con ella, según ha relatado.

No sabía, cuando fichó por el Fundación Aliados, que la guerra volvería a su país, y salió de allí con la ilusión de poder jugar “en la mejor liga del mundo” y hacerlo, además, al lado de su compañero, Radi Dagamin, que ahora tendrá más complicado llegar a Valladolid, al surgir el conflicto bélico. También sabía que iba a jugar con dos iraníes, Omid Hadiazhar y Amirreza Ahmadi, lo que no suponía ningún problema, aunque “también hay cierta fricción entre los países”, pero no ha podido compartir aún vestuario con ellos. A partir de noviembre, se espera que puedan incorporarse a la disciplina morada. No le preocupa, porque considera que “el deporte siempre ha unido a las personas y se suelen mezclar siempre muchas culturas y está por encima de los gobiernos, porque en muchos sitios árabes, estos no representan a sus pueblos”, ha señalado.

Tiene claro que le encantaría que sus padres fueran a Valladolid “de visita” pero le gusta que residan en Israel y poder vivir allí “su vida judía”, de la que se siente orgulloso, ya que en España resulta complicado encontrar cosas relacionadas con su cultura, salvo en Madrid, donde hay una comunidad judía y se puede encontrar comida Kosher o rezar en la sinagoga, y poder cumplir, así, las normas religiosas basadas en la Torá y en el Talmud.

 

Maor entiende que todo el mundo tenga una opinión sobre el conflicto entre Israel y Palestina pero “nadie sabe lo que es vivir allí y no han experimentado ese odio hacia un pueblo”. Por eso “porque se ha tenido que defender continuamente de los ataques de los que odian a los judíos”, cuentan con un potente ejército que, según el joven jugador de baloncesto en silla de ruedas “va a ganar esta guerra.