Un ciclón de triples del noroeste barre al Real Valladolid Baloncesto

«A 90 puntos no estamos preparados para ganar un partido», decía Paco García en la previa. Pues sabedor del arsenal ofensivo que tenía Coruña, con una batería exterior sencillamente impresionante, ‘su’ UEMC Real Valladolid Baloncesto fue barrido literalmente por un ciclón de triples. Nada menos que 21 triples sepultaron las opciones de victoria del conjunto morado, que de nuevo vuelve a naufragar de forma estrepitosa de medio campo hacia atrás. Y es que si en la jornada precedente Coruña enseñó sus dientes ante Cantabria con 119 puntos, en Pisuerga calcó guarismos con otros 111, 63 de ellos más allá de la línea de 6,75 metros.

 

De poco, más bien de nada sirvió  que el equipo de Paco García, de nuevo con Mike Torres de faro fundamental , aunque olvidado en el banco durante muchos minutos, cuajar a un partido incluso brillante  en ataque como prueban sus 94 puntos. Pero si no es capaz de agachar el culo atrás, es y será carne de cañón. Así de crudo y así claro en una Liga con muchos francotiradores semidesconocidos.

Se sabía que el máximo y casi único peligro del conjunto de Epifanio podía venir  de sus exteriores, con el americano de ascendencia cubana, Yunio Barrueta, como máximo exponente. Pero dio igual. Coruña  lanzó de fuera como y cuando quiso, sin miedo alguno , sacando petróleo  de su doble salida de bloqueos repetida hasta la saciedad para martillear una y otra vez y con un acierto increíble, el aro blanquivioleta.

Algunos, solo algunos tiros fueron punteados, sí,  pero dio igual. El acierto de Coruña fue inaudito  ante el asombro del respetable. Otros lanzamientos, muchos también, fueron liberados pero hay que meterlos, y Coruña los metió sabiendo, algo que en el Real Valladolid quizás se echa todavía en falta, a lo que juega. Incluso Barrueta metió un triple desde más de 10 metros. 

El ciclón de triples del noroeste barrió sin piedad Pisuerga. El primer cuarto, convertido en un concurso de tiro como en la Feria por ambos equipos, ejerció de visionario de lo que iba a ser el partido. La apuesta ciega de ambos equipos por el triple (57 lanzamientos entre los dos) ejerció de condena a los locales, que siguen sin saber sacar provecho a la ventaja que aporta Nwogbo en el poste bajo.

Coruña siempre mandó en el marcador con ventajas que alcanzaron los 12 puntos (42-54) en el segundo cuarto. La inspiración de Torres, que se fabrica o genera él mismo los puntos, al igual que casi siempre Devin Schmidt, activo de dos pero vigilado y errático desde la línea de tres, su teórico fuerte, evitó que el partido se rompiera al descanso con una última canasta espectacular casi sobre la bocina que dejó las espadas en alto (53-58).

El paso por los vestuarios no sirvió para corregir errores y incitar una mayor aplicación defensiva. Coruña, a lo suyo, no se salió del partido. En cambio el Real Valladolid, marcado por la ansiedad de su capitán Sergio de la Fuente,  sí.  Una técnica a Paniagua, segundo entrenador del UEMC, ejerció de freno de una reacción que nunca llegaría. Porque estaba Barrueta, Font y McDonnell para poner tierra de por medio. 

A la desesperada y con dos bases en cancha el Pucela colocó a cinco puntos (82-87) con seis minutos por consumirse. Un espejismo porque llegaron cinco nuevos triples casi consecutivos para sentenciar y presentar Coruña su candidatura al ascenso. Una derrota de Valladolid que escuece e invita cuanto menos a pensar en los despachos y... en el banquillo.