Monchu-Juric: sociedad ilimitada para el Real Valladolid

Dicen los entendidos que los equipos se sustentan mediante una columna vertebral formada por el defensa central más destacado, el mediocentro de referencia y el delantero más dotado. Si a este tronco se le añaden un portero fiable y ramas de calidad en los costados, el resultado un  equipo competitivo.

En el caso del Real Valladolid, la referencia en la medular son dos, y complementarias. Tanto, que después de unos cuantos partidos juntos han limado sus aristas y encajan perfectamente, como el yin y el yang. Son, a pequeña escala, los Busquets y Xavi del conjunto pucelano. Se llaman Juric y Monchu, y forman una sociedad por ahora ilimitada, pues crece cada día a ojos vista.

Las características de ambos son distintas pero en algunos casos convergentes. Monchu es la elaboración, el toque, el pase en corto y en largo, la incorporación en ataque en segunda oleada. Y el disparo. La pega que la rompe y además con colocación.

Juric es el corte, la ayuda, la ocupación de espacios. Siempre está pendiente de los desequilibrios en la zona medular y defensiva por laterales que suban o centrocampistas que apoyan a los delanteros. Ocupa esos huecos y evita autopistas para el rival. Es esa labor que  no se observa a simple vista pero es fundamental en un equipo. La que se define como sorda pero eficaz y no entra en el apartado de las estadísticas.

¿Cómo contabilizar los pases en profundidad que no da un contrario por estar en el medio Juric? ¿O las veces que un rival elude el regate porque inmediatamente después del jugador a rebasar se encuentra el croata? Pero Juric es más. No sólo destruye el juego rival y roba, sino que va muy bien de cabeza, sube con el balón, pasa... y remata. Ante el Andorra marcó su primer gol en la Liga, al estar atento en el segundo palo para rematar un centro de Montiel. Cada vez se parece más al todocampista que busca cualquier entrenador.

La eficacia de esta pareja la prueban los resultados. Desde que Monchu y Juric juegan juntos como titulares, ya sea en solitario o con el apoyo de otro mediocentro para formar una líneas de tres, el Real Valladolid ha capturado 19 de los 24 puntos en liza. Nada menos que un 79%, que es cifra de ascenso directo.

El estreno de ambos se produjo en la jornada 5 y tuvo efecto instantáneo, pues el equipo enterró la racha de tres derrotas consecutivas, para empatar con el Elche. Croata y balear repitieron  en la jornada siguiente, con la primera victoria en cinco partidos, frente al Cartagena.

Siguieron en Oviedo, con otro triunfo, esta vez con Juric incrustado en el eje de la zaga, pero apoyando paulatinamente a la medular a medida que pasaban los minutos. Ya inseparables y cosidos ambos al once inicial, participaron en la goleada al Burgos, la victoria en Elda, el triunfo sobre la bocina contra el Mirandés y el más reciente ante el Andorra.

La única derrota que ha cosechado el Real Valladolid con Juric y Monchu de titulares se produjo en Cornellá ante el Espanyol. Un partido perdido, otro empatado y seis victorias es el balance del equipo pucelano cuando los dos mediocentros han formado parte del once inicial.

Lo mejor de esta pareja son sus perspectivas de crecimiento. Su compenetración cada vez es mayor y dentro de poco jugarán casi de memoria, para el bien del equipo, necesitado de referentes de juego. Una virtud en la que ambos destacan, cubriendo cada uno la faceta ofensiva y defensiva en el equipo, pero sin olvidar la otra. Pezzolano ya tiene la viga maestra para que el edificio del ascenso no se le desmorone, como pareció pasar al inicio de Liga.