Malsa se queda en el Real Valladolid hasta enero

El caso de Mickaël Malsa es uno de los más bizarros que se han dado en la plantilla del Real Valladolid en el último mercado. El jugador parisino quería salir, el club le abrió la puerta, contaba con numerosas ofertas muy atractivas en lo deportivo y económico... pero decidió quedarse. El viernes 15 cerraron los últimos mercados interesados en él, de forma que seguirá en el equipo hasta enero, cuando se abra el  de invierno. Tiene contrato hasta junio de 2026, por lo que puede salir en cuatro meses cedido o vendido... si quiere. 

Malsa sabe que es el último hombre de una zona superpoblada de futbolistas, como es el mediocentro, pero ha decidido quedarse para encontrar su oportunidad, aun a sabiendas de ser el último de una lista formada por Juric, Monchu, De la Hoz, Meseguer, Anuar y, según el dibujo en el campo, Iván Sánchez.

Lo curioso es que Malsa contaba con muchos destinos para elegir. Quizá haya sido el jugador de la plantilla que más propuestas ha recibido. Gozó de ofertas de equipos de Turquía (el último semestre de la pasada temporada fue cedido al Kasimpasa, donde hizo buen papel), Grecia y Chipre, además de un buen puñado de conjuntos de la Segunda División española.

Pese a que Malsa quería irse y no perdía dinero, dijo a todos que no.  El Real Valladolid tampoco le pensaba rescindir, al restarle dos años de contrato, lo que hubiese sido un gasto inasumible con la actual economía del club.

Ahora el francés esperará su oportunidad para demostrar el excelente nivel que deparó en el Mirandés y el bueno que evidenció en su primera temporada en el Levante. Para el Pucela, Malsa es aún un misterio.