El Real Valladolid Baloncesto ante el gran dilema

Nunca una derrota dolió tanto . Nunca se estuvo tan cerca de recuperar los galones ACB que la ciudad se dejó arrancar de cuajo años atrás por la incapacidad de muchos. El cruel despertar tras el primer envite de la ilusionante Final Four de ascenso disputada en el Coliseum de Burgos abre los ojos y sirve no solo como decía Paco García tras la dura derrota (90-60)  de lección de aprendizaje para un club, novel en estas lides y también cogido por alfileres, sino también para plantearse realmente lo que quiere ser y a dónde quiere llegar. Porque un club de baloncesto profesional no puede ser sujetado únicamente por directivos tocados por la ilusión y el deseo, que también, pero no solo eso. 

El Real Valladolid Baloncesto , pese a ser un club regenerado o resucitado  en una plaza histórica e incluso fundadora de  la ACB, era de largo en la Final Four el club más humilde, más modesto y en definitiva el menos preparado para viajar en ese privilegiado y a la vez acotado tren que lleva a la deseada ACB. Los ex ACB Burgos y Gipuzkoa e incluso Palencia, sí Palencia, tenían el camino más andado, más preparado para poder subir el codiciado último escalón que lleva a la élite del baloncesto español. Y todo posiblemente porque en  Valladolid, casualidad o no, lucha con tirachinas en una guerra de tanquetas y misiles. 

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Soñar con la ACB es incluso fácil pero hacer realidad el sueño no lo es tanto. Cierto es que el nuevo presidente, Lorenzo Alonso Nistal , de momento eventual tras la dimisión de Alejandro Pellitero por su paso a la política, hizo los deberes de soñar y pensar en un hipotético ascenso con números encima de la mesa. Y ese análisis en frío hizo soñar con la posibilidad de aceptar el reto que dos años atrás se despreció por incapacidad o por ir todavía en pañales. 

El nuevo presidente, que podría llegar a asumir el reto de liderar el proyecto con permiso o en concordancia con Saúl Hernández (director general  con contacto directo con el Real Valladolid CF de Ronaldo Nazario ) reconocía  a este periódico tras el desencanto vivido y llorado en la Final Four, que se atacará de nuevo por el ascenso la próxima temporada «con más recursos, con más dinero y con un presupuesto acorde a una Final Four».  

Palabras, esperemos, que no se las lleve el  viento como ha ocurrido en los últimos años. Porque Paco García , con contrato (siempre que se firme el convenio con el Real Valladolid, que se firmará en breve), lo dejó entrever.  Si no se aumenta el presupuesto, si no se aparcan los tirachinas, los arcos y las flechas, el a veces díscolo y políticamente incorrecto pero... a todas luces efectivo entrenador no seguirá en el club al frente del próximo proyecto. Así de claro. Un mensaje para navegantes. Un mensaje alto y claro, guste o no guste.

Ahora es turno para la reconstrucción, el turno de regenerar una ilusión que sigue sin calar en la ciudad. Porque contar con una masa social que no llega a los 1.800 abonados suena a fracaso viendo con envidia el poder de convicción de la ‘pequeña’ Palencia y no digamos Burgos, palabras mayores. Algo falla y nadie se mira el ombligo. No es cuestión solo de llorar y pedir, que también. Porque en Valladolid la ayuda institucional brilla por su ausencia o cuanto menos es mucho menor (la mitad) que reciben sus vecinos Palencia y Burgos. Veremos si el ahora político  Pellitero , ya en el otro bando, el que reparte y no pide, es capaz de soplar a favor no solo del baloncesto sino del deporte de elite de la ciudad. Veremos.

El Real Valladolid Baloncesto piensa que Paco García seguirá pese al órdago lanzado tras la derrota pidiendo tanquetas y misiles para poder luchar en la próxima guerra. Quince días de plazo para trasladar las intenciones y....realidades para un proyecto que se verá obligado a sufrir muchos cambios. Pero  ese es otro cantar, otro análisis, ya con un enfoque más deportivo, que analizaremos en otro artículo.