El Real Valladolid estuvo 22 minutos salvado pese a su incapacidad

Para algunas cosas disponemos de un talento natural; otras hay que aprenderlas. Algunas cosas, sencillamente, somos incapaces de hacerlas. El Real Valladolid, con Pezzolano y su planteamiento rácano (basta ver que el equipo no llegó a hacer un solo disparo a portería) a la cabeza, fue incapaz de hacer los deberes. Unos deberes que pasaban por ganar al Getafe en casa con su gente (25.000 almas) soplando a favor. Pero el Pucela que dependía de sí mismo, naufragó con estrépito, primero con una alineación que sorprendió al dejar en la caseta a su jugador más cotizado, Fresneda, para dar entrada a Luis Pérez, ausente por lesión durante casi dos meses. 

Sin hambre, lo que sí tuvo los otros implicados en el descenso, Cádiz, Valencia, Celta, Getafe y... Almería, la incógnita de la salvación del Real Valladolid no estaba en Zorrilla, un Zorrilla helado y aburrido ante la poca mordiente de su equipo, sino en otra ecuación, lejos, a muchos kilómetros de distancia, concretamente en Vigo y Barcelona, donde tenían que naufragar Celta y Almería ante dos rivales, FC Barcelona (campeón de Liga)  y Espanyol (ya descendido), que no se jugaban nada en sus envites. 

Sin ser capaces de ganar su partido todo quedaba en manos de terceros. Y a la afición del Real Valladolid, con el corazón en un puño y al borde de un ataque de nervios no le quedó más remedio que estar conectado a un pinganillo, el de la radio para saber lo que pasaba en los demás estadios donde el hambre y... el planteamiento táctico de entrenadores también, como Pezzolano,  con el agua al cuello, sí fueron capaces de dictar sentencia.

El Real Valladolid estuvo en la tarde noche de ayer salvado... por momentos. Concretamente durante 22 minutos. La permanencia no se firmaba en Zorrilla pese a la ‘lindez’ (palabra utilizada por Pezzolano) que  suponía depender de sí mismo.

El Real Valladolid estuvo salvado en dos arrebatos de nueve y trece minutos. Y siempre de la mano del descendido Espanyol en Cornellá. Primero, del minuto 48 al 57 cuando el Espanyol se puso 2-1 antes que empatara Embarba . Nueve minutos de especulación en el que el empate servía a Pucela y Getafe. Después y en el mismo escenario de Cornellá, del minuto 73 al 86 con el 3-2 del conjunto españolista que hacía rugir Zorrilla y que devolvía la sonrisa al Real Valladolid y que fue contrarrestado de nuevo por Embarba desde el punto de penalti con el empate a 3. Un resultado que no hizo sino blindar más aún al Getafe, que sabía que un gol del Pucela le mandaba a Segunda.