Despertar tardío del Real Valladolid Baloncesto en Torrelavega

Dicen que  lo que mal empieza, mal acaba. Y así fue. El UEMC Real Valladolid no quiso, no supo, no estuvo en Torrelavega ante un rival de rango menor. Cuando todo lo tenía a favor, con un calendario sobre el tapete asequible, pinchó en hueso. Y en esta ocasión el Alega Cantabria no fue un equipo de gigantes ni mucho menos. Don Quijote esta vez pagó caro su pésimo comienzo de partido. Ataviado con escopetas de feria (llegó a encadenar un 1 de 11 en triples y estuvo seco en ataque, sin anotar durante casi nueve minutos), el equipo de Paco García otorgó alas a un rival sujetado tan solo por tres jugadores  por tan solo tres jugadores, uno por línea, el base Sans, el alero Dago Peña y el pívot Mirza Bulic.

Ante la negación de cara al aro del conjunto vallisoletano, en pleno sesteo y totalmente desactivado en todas sus líneas, Cantabria cogió una renta de hasta 16 puntos (33-17) tras un duro parcial de 14-0. I ncomprensible. Difícil de entender. ¿Donde estaba la activación y el deseo del Real Valladolid Baloncesto tras conocer las derrotas de tres de sus rivales directos en la lucha por la ventaja de campo para los playoffs?

Cantabria tan solo tuvo que ahondar en la herida con una rápida transición y se encomendó a los puntos de Bulic y Peña. El despertar de los vallisoletanos tuvo que esperar a los últimos minutos del tercer cuarto. Pantzar, en una versión desconocida hasta ese momento, se echó el equipo a las espaldas para comandar la reacción. Pero el despertar fue tardío, incompleto y posiblemente no hubiera hecho justicia de haber se logrado la remontada. La defensa zonal ordenada por Paco García atascó y enredó a los cántabros para ir recortando la desventaja segundo a segundo. Pero a 28 segundos y con 69-65 en el marcador, Gantt pisó la línea de fondo en una penetración.

El gozo en un pozo. Porque Bulic, una pesadilla debido a su versatilidad dentro-fuera, acabó certificando el triunfo desde la línea de tiros libres haciendo inútiles los triples postreros de Kuiper y... Kovacevic,  el último casi sobre la bocina en su único acierto (72-71).

Una derrota que comprime la lucha por tener ventaja de campo en los playoffs,