BALONMANO / COPA DEL REY
El Recoletas cae en semifinales de Copa con las botas puestas
El conjunto de David Pisonero pierde 29-27 ante Logroño en un gran ejercicio de fe inconcluso debido a su atasco en la segunda mitad
... Y el palacio de los Deportes de Santander, ‘La Ballena’ fue Little Big Horn para un Recoletas Atlético Valladolid que murió, emulando al General Custer, con las botas puestas. El equipo de Pisonero no pudo cumplir su sueño de meterse en la final de la Copa del Rey donde esperaba ya el FCBarcelona.
El desgaste, el tremendo desgaste causado apenas 24 horas antes en la batalla de cuartos de final ante el Sinfín , en un épico e inacabable partido que acabó resolviéndose desde el punto de penalti, acabó pasando su inevitable factura ante un BM Logroño La Rioja con un mayor fondo de armario y sobre todo más entero que el bravo y osado equipo vallisoletano.
Osado porque lejos de arrugarse en otra batalla del pasado (si en el banquillo rival en el partido del viernes estaba un ex, Garabaya, ayer estaba otro de la misma escuela, Miguel Velasco) contra ese presente representado por la figura del general Custer. Que mandó a sus hombres a morir, a luchar por la victoria aun sabiendo que era complicada, casi imposible de conseguir. Pero el Recoletas, en otro ejercicio de fe en su sistema, dio rienda suelta a la imaginación durante muchos minutos. Ni siquiera su floja puesta en escena (11-7) sacando poco provecho al doble pivote o más aún cuando todo parecía perdido mediada la segunda mitad cuando el BMLogroño aprovechó la sequía goleadora vallisoletana con un sangrante parcial para ponerse seis goles arriba (26-20) le hizo hincar la rodilla.
La derrota se iba a vender muy cara sí o sí. La gasolina era escasa, el desgaste mayúsculo, y tras meter el miedo en el cuerpo de su rival poniéndose un gol arriba, 18-19 , coincidiendo con una superioridad forzada por Freitas, se vino abajo. Y lo hizo cuando todo lo tenía a favor. Logroño en inferioridad le castigó para poner los cimentos del triunfo con un parcial de 8-1.
Todo parecía perdido otra vez. Nada más lejos de la realidad para el general Custer.Pisonero pidió tiempo muerto y con una defensa abierta y jugando siete contra seis sacrificando a su portero volvió a meter el miedo, el pánico en el cuerpo del BMLogroño, que en un abrir y cerrar de ojos vio como su cómodo colchón se desinflaba (28-27) a poco menos de dos minutos para el final. Pero la osada resistencia vallisoletana, por desgracia, tenía fecha de caducidad ya que Eduardo Cadarso ponía el definitivo 29-27. Perder así es ganar un poco.