Una enfermedad contagiosa en el Real Valladolid

Casualidad o no parece que los males que padece el real Valladolid esta temporada en su regreso a Primera División se calcan o se repiten en su hermano pequeño, el Real Valladolid Baloncesto. Un equipo capaz de meter miedo como local para ser zarandeado por cualquier rival cuando se ejerce como forastero o visitante. ¿Es acaso una enfermedad contagiosa la que padecen los equipos de fútbol y baloncesto del Real Valladolid? Lo cierto es que ambos son esclavos de sus números. Y es difícil de explicar la mutación que experimentan lejos de Zorrilla y Pisuerga, respectivamente. 

¿Por qué es difícil por no decir imposible identificar tanto al equipo de Pacheta como al de Paco García lejos de sus fortines de Zorrilla y Pisuerga? esta es sin duda la gran pregunta del millón. Todo un misterio sin resolver. De poco o más bien de nada sirve el mensaje repetitivo del entrenador blanquivioleta de la necesidad de ser valientes porque el equipo, salvo contadas excepciones esta temporada, se le cae.

Lo mismo le pasa a Paco García, que ve impotente como su equipo es zarandeado sin piedad ni espeto alguno por cualquier rival, sea grande o pequeño, en cada desplazamiento. El último en Ourense, un equipo que acumulaba 16 derrotas, le llevó a un nuevo sonrojo y a reabrir la puerta de las dudas al mismo tiempo del interrogante de si realmente hay deseo por pujar por el ascenso. Porque salvo el de siempre, un Melwin Pantzar que no se quita su traje de MVP y flotador del equipo, el resto de jugadores naufraga lejos del fortín inexpugnable del Pisuerga.  

El equipo de Pacheta es el cuarto peor equipo como visitante de LaLiga. Su botín, mísero, asciendo solo a 8 puntos de 39 posibles, aderezado con su poca puntería en ataque (8 goles) y su poca fiabilidad en defensa (25 goles encajados). Números negros que le convierten en el segundo equipo menos goleador y el cuarto que más encaja.

El Real Valladolid pierde lejos de Zorrilla el 80% de los puntos. Solo Valencia (6 puntos), Elche (6) y Almería (3) han logrado sumar menos puntos que los blanquivioletas (8). Las dos victorias ante la Real Sociedad yGetafe y los empates ante Elche y Sevilla son las excepciones que  intentan amortiguar el socavón provocado por nueve derrotas.

El último triunfo del Real Valladolid como visitante se remonta al pasado 5 de febrero cuando logró sorprender contra natura a la real Sociedad en Anoeta. 

Al conjunto de Pacheta le resta visitar los campos de Real Madrid, Villarreal, Valencia, Rayo, Cádiz y Almería.

La metamorfosis inversa, de mariposa a gusano de seda, experimentada por el equipo de baloncesto del real Valladolid es aún más extraña. Entre otras cosas porque la diferencia de productividad entre lo conseguido en casa y fuera es mucho mayor que la de su hermano del fútbol. Los trece triunfos de trece posible logrados en Pisuerga como local se contrastan con los tres pírricas victorias (de 12 posibles)  logradas como forastero  esta temporada en la LEB-Oro.

El equipo de Paco García es en estos momentos, a falta de nueve jornadas para el final de la primera fase, el 12º equipo (sexto por la cola)  en victorias a domicilio ocupando el peor registro entre los nueve primeros clasificados, los equipos que lucharán por el ascenso a la Liga Endesa ACB.

El Real Valladolid Baloncesto logra un triunfo de cada cuatro como visitante. Acumula cuatro derrotas consecutivas como visitante y el último triunfo se remonta al 14 de enero, cuando se impuso y con apuros a Albacete, antepenúltimo por 61-68.   El conjunto morado ganó a Juaristi en octubre y a Oviedo en diciembre y le queda rendir visita a Almansa (sábado día 1), Alicante, Gipuzkoa, Cantabria y Cáceres.