BALONCESTO / LEB-ORO (ANÁLISIS)
El extraño caso de ‘Transformers’ del Real Valladolid Baloncesto
El UEMC Real Valladolid, héroe en casa y villano fuera, se transforma lejos de Pisuerga donde ha perdido ocho de sus once partidos jugados esta temporada
Un Real Valladolid Baloncesto con dos caras muy diferentes, quizás extrañamente opuestas. Una la de héroe. La de ser capaz de mantenerse invicto esta campaña a lo largo de los 12 partidos que ha disputado en su hasta ahora fortín inexpugnable de Pisuerga, el teatro de sus sueños. La de rozar la perfección y lo sublime. La de no encontrar rival por grande y acaudalado que sea. La de enamorar a una afición que no duda, por fin, en acudir en bloque a la llamada del baloncesto. La de un equipo dispuesto a devorar y comerse el mundo. La de presentar ¿por que no? su candidatura al ascenso a la ACB.
Pero lamentablemente el equipo de Paco García también ofrece la otra cara de la moneda. La de un equipo ramplón, triste y sin hambre alguno. La que le ha llevado a perder ocho de sus once partidos disputados fuera de casa. Se dice pronto. La de rozar el ridículo. La de convertirse en un pelele (muñeco de trapo) en manos de cualquier rival, incluido el venido a menos y colista Melilla. La cara de la impotencia, brazos caídos, desconexión y ahora no juego o no dirijo. Un UEMC Real Valladolid Baloncesto sumido en una continua montaña rusa en la que está arriba, cerca del cielo y la perfección cuando juega como local y que baja a los infiernos cuando actúa como visitante.
Es difícil de explicar la extraña mutación que sufre el conjunto morado digno de un capítulo de ‘Transformers’, o incluso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
De poco o más bien de nada sirve contar, como pasó en la última debacle y ridículo vivido en Coruña donde se cayó por 31 puntos, con un jugador como Melwin Pantzar, de nuevo un pequeño, diminuto islote en le medio del océano. El base del UEMC volvió a brillar con luz propia para erigirse no solo en el mejor de su equipo, algo ya habitual, sino a ser incluido por enésima vez en el quinteto ideal de la jornada gracias a sus 33 créditos.La pregunta se hace obligada. ¿Y si no hubiese jugado Pantzar? Puff.Inimaginable.
Extrañamente el Real Valladolid Baloncesto parece empeñado en tirar y despreciar fuera lo que gana de forma brillante y en algunos casos de forma heroica en casa. Por desgracia su vida esta temporada se ha convertido en un extraño vaivén, en un alocado proceso de cambios, una continua transformación en el tiempo, un nacer, morir y renacer otra vez.
El examen de conciencia parece obligado si realmente quiere (esa es la pregunta) poner en un aprieto al fútbol invirtiendo de una vez por todas por el ascenso a la ACB. Sus ocho derrotas como visitante le han hecho perder, de momento, esa privilegiada posición en la tabla de estar entre el segundo y quinto clasificados (ahora en poder de Palencia, Lleida, Coruña y Estudiantes) que le harían (sobre el tapete) la vida más fácil en los playoffs. Unos playoffs que parecen asegurados aunque la ventaja de campo sigue siendo una quimera si juega y rinde fuera como lo está haciendo.
Y es que los de Paco García tienen ante sí, de aquí a final de campaña, seis partidos fuera y cinco en casa. Con visitas a equipos a rebufo suyo como Alicante (una victoria menos) y Gipuzkoa (2).