BALONCESTO / TRES SEGUNDOS (OPINIÓN)
Ahora o nunca para el baloncesto en Valladolid
El UEMC Real Valladolid Baloncesto, tras una pretemporada brillante, afronta un nuevo asalto a la ACB, esta vez de verdad desde el segundo escalón de la potenciada LEB-Oro que arranca el viernes
El baloncesto en Valladolid, por historia, ha sido lamentablemente un engaño por la apariencia de la verdad. Una apariencia que no hizo sino esconder la incapacidad para construir cuando el club era capaz de captar recursos. En tiempos pasados el baloncesto como negocio posiblemente no era rentable, como ahora, pero tenía su gancho en una plaza como Valladolid, plaza entendida en materia de baloncesto. Pero el empeño de construir castillos en el aire le llevó poco a poco a la ruina y a cavar su propia tumba hasta su desaparición (hablamos del difunto CB Valladolid).
Tras la costosa regeneración del basket a cargo de un puñado de valientes con el romántico Mike Hansen a la cabeza, en la que hubo que arrodillarse cada vez que se llamaba a una puerta para quitar el sambenito de engañadores profesionales, granito a granito se ha ido haciendo, con mucho trabajo y mil y una horas de sacrificio (y aquí me acuerdo de un ilustre voluntario llamado Teo Hernández, tristemente desaparecido hace unos días), montaña. Una montaña para creer y pensar en algo más que una LEB-Oro potenciada por los históricos ex ACB que la conforman (Estudiantes, Andorra, Burgos, Cáceres, Lleida, Gipuzkoa, Alicante...) pero a fin de cuentas lejos de ese baloncesto en el que un día, hace ya mucho tiempo, Valladolid (Fórum Filatélico y Blancos de Rueda) fue protagónico.
Y es que después de comer durante mucho tiempo caviar acostumbrarse a las patatas, aunque estén bien condimentadas, sigue haciéndose difícil.
El regenerado UEMC Real Valladolid Baloncesto vuelve a la casilla de salida de una LEB-Oro que arranca este próximo viernes con el duelo de los morados en Palencia . Un proyecto en el que la verdad debe de una vez por todas convertirse es esa antorcha que luzca entre la niebla, sin disiparla. Ahora o nunca. Con el apoyo del Real Valladolid soplando en la sombra para cuando llegue el momento de la verdad, el de dar el ‘sí, quiero’ a la añorada ACB, el basket inicia quizás, por lo visto en pretemporada, su proyecto más ilusionante .
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guillermo-velasco
Un equipo compacto y por fin compensado , quizás con el handicap de saber primero si echarán en falta a un ‘francotirador ’ capaz de abrir las defensas ya que la opción de Gantt, brillante por otra parte en pretemporada pero con sus carencias al descubierto (defensivas sobre todo), se hace insuficiente. Y segundo si también añora en determinados partidos un base puro capaz de templar el tiempo de los partidos sabedor que Pantzar, llamado a ser el jugador referente del equipo, y Mike Torres, tienen un perfil diferente.
Es el momento de apostar a ganador . ¿Por qué no? Con Paco García , inconformista y ganador nato, todo es posible. Porque en esas batallas tácticas o de pizarras el UEMC Real Valladolid Baloncesto, con su entrenador, no tiene qué envidiar a equipos de mayor enjundia y presupuesto y se siente un privilegiado.
Quizás solo falta que la tercera pata de la silla, la de la afición, cumpla de una vez por todas pese a que desde la cúpula se hayan hecho las cosas, por enésima vez, tarde y mal , esta vez con la excusa del cambio de las gradas de Pisuerga. Sigo pensando y es un sentir general incluso desde dentro del propio club, que se perdió una oportunidad de oro al no aprovechar la efervescencia que tuvo el baloncesto en el tramo final de la temporada pasada con la heroica (no hay mejor calificativo) clasificación del equipo para los playoffs cuando antes de la llegada de Paco García al banquillo el equipo pujaba por eludir los puestos de descenso.
Valladolid es plaza de baloncesto aunque por desgracia en estos momentos con efectos un tanto residuales entre otras cosas por morder la mano que le dio de comer y por no saber cuidar y mimar a su masa social. Recuperar a los resentidos y humillados se antoja como la gran asignatura pendiente (no se han alcanzado ni ssiquiera los 2.000 abonados) para un equipo que de momento invita al optimismo. Ahora o nunca. Que comience el espectáculo.