Diario de Valladolid

BALONCESTO / TRES SEGUNDOS

Paco García, a pie de obra y con los anillos en la mano

El entrenador del Real Valladolid Baloncesto reaviva de nuevo la llama del baloncesto en la ciudad

Paco García, entrenador del UEMC Real Valladolid Baloncesto. / J. M. LOSTAU

Paco García, entrenador del UEMC Real Valladolid Baloncesto. / J. M. LOSTAU

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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La llama del baloncesto se ha reavivado de tal forma que lo que parecía negro ahora es blanco, lo que iba camino de un desastre mayúsculo va camino de ser el comienzo del todo. Dicen que l a condición especialísima para ser optimista, es tener una absoluta confianza en sí mismo y posiblemente pocos, nadie, tiene una confianza en sí mismo como Paco García. 

El entrenador del Real Valladolid Baloncesto, en su enésimo regreso a casa, ha vuelto a destapar el tarro de la ilusión. Desde su llegada hace apenas tres meses el equipo y el baloncesto que propugna son otros. Cierto es que su método de apretar y apretar a los llamados ‘ negacionistas ’ (que los hay) no les gusta pero los resultados están ahí. En su última etapa en Valladolid en los inicios del nuevo club (CBC Valladolid) cogió a un equipo descendido a la Liga EBA (luego repescado en la LEB Plata) para ascenderlo no solo a la LEB-Oro sino para disputar los playoffs de ascenso.

Ahora , tras otra llamada de auxilio el entrenador al que algunos le tildan de políticamente incorrecto ha sido capaz, con su método, de apagar otro fuego para devolver la ilusión a una ciudad cansada especialmente con el baloncesto.

Paco García, entrenador del UEMC Real Valladolid Baloncesto. / J. M. LOSTAU

Paco García, entrenador del UEMC Real Valladolid Baloncesto. / J. M. LOSTAU

Paco García, curtido en mil y una batallas , ha demostrado que el ‘buenismo’ no es siempre una buena solución como se ha demostrado esta campaña con el bueno de Roberto González. El Real Valladolid Baloncesto, con Paco García a los mandos, no cabe duda de que está de moda y cuanto menos debe de aprovechar el momento, el momento de consolidar de la mano del fútbol, el proyecto para un día, mas cerca que tarde, logre el codiciado salto a la ACB.

No cabe duda de que si el Real Valladolid Baloncesto tiene un líder , ese líder no está en la cancha sino en el banquillo, de paisano y con la pizarra en la mano. Un entrenador de otra pasta que tras tocar el cielo en la noche antes frente al Estudiantes  con esa heroica victoria que invitaba a la celebración no le importó al día siguiente (ayer) madrugar y plantarse de corto a las 7.30 horas de la mañana en el Campo Grande para colocar vallas como si de un peón se tratara y dejar preparado el tan querido Día del Mini. Un entrenador de elite a pie de obra al que no se le caen los anillos. Y los tiene y muchos. Un detalle que dice mucho de Paco García.

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