BALONMANO / LIGA ASOBAL
Apoteósica victoria del Recoletas sobre Ademar que vale oro
Los 'gladiadores azules' logran dos puntos que pueden valer la permanencia en un derbi que no envidió lo más mínimo a los épicos del glorioso pasado del BM Valladolid / El alumno Pisonero le gana la partida a su maestro Cadenas / Ha vuelto Diego camino / Cuatro días después Serrano firma otro festival con 12 goles sin fallo
Apoteosis en Huerta del Rey . El derbi por antonomasia del balonmano español no dejó a nadie indiferente. Todo lo contrario. Un partido para recordar con el paso de los años como lo fueran temporadas atrás los siempre efervescentes derbis entre el desaparecido BM Valladolid y el Ademar , ya fueran en Huerta del Rey o en suelo leonés. Un derbi para recordar. Un derbi para creer. Un derbi para recuperar el idilio con el balonmano y con la capacidad de sufrimiento, por fin, de los 'gladiadores azules'.
El 45-40 lo explica todo . Un partido a toque de corneta en el que las defensas y los porteros de ambos equipos se erigieron en meros espectadores impotentes ante el aluvión de goles, la mayoría en transición y en contraataque de primera y segunda oleada. Tal fue la intensidad que a más de uno se le escapó ver algún gol.
Porque casi en cada gol había contragol . Porque en cada situación de superioridad en la que el cambio del portero intentaba igualar el seis contra seis, hubo goles a portería vacía, incluso después de gol encajado, como sabia respuesta. Todo estaba estudiado . Si el Ademar corría, que se sabía, el Recoletas metía una marcha más en un perfecto ejercicio de scouting.
La lucha de pizarras entre alumno aventajado ( Pisonero ) y maestro (Manolo Cadenas) se decantó del lado de la juventud. El hombre paciente, el que nunca pierde la compostura, supo esperar su momento madurando el partido y no dejando que la velocidad del Ademar le desquiciara. Apoyado por la seguridad de un jugador, Jorge Serrano, que vive sus últimos momentos con la camiseta del Recoletas Atlético Valladolid antes de su salida hacia la Bundesliga (Stuttgart), el Recoletas se vistió por momentos de Ademar.
Porque el juego vertiginoso que siempre propugna los equipos del carismático Cadenas, fue superado por el de un Recoletas que no hizo, como prueban sus estratosféricos 45 goles (23 al descanso)), todo un récord en la presente campaña en la Liga Asobal, pillando y sorprendiendo al contragolpe a su rival, herido de muerte en el balance defensivo.
Cadenas se desesperaba ante la poca, más bien nula prestación de su defensa así como la paupérrima aportación de la portería, con apenas 7 balones parados de los 52 (52, se dice pronto) lanzados por el conjunto vallisoletano. Su Ademar fue a rebufo en el marcador durante prácticamente todo el encuentro (se puso por delante apenas una vez con un visto y no visto 26-27 en el minuto 37).
Granito a granito el Recoletas fue haciendo montaña . La consigna era clara buscando una y otra vez la ya consabida conexión con el pivote. Y tanto Ramos como Álvaro Martínez hicieron daño al caótico eje central defensivo ademarista. Y en esa conexión jugó un papel determinante, como hiciera antaño antes de su lesión, hace ya casi 12 meses, el reaparecido Diego Camino.
El veteranísimo central del Recoletas, en su primer partido en casa después de su grave lesión el mes de mayo pasado sacó de su bolsillo la escuadra y cartabón buscando esos pases imposibles que tanto echaba de menos el ataque vallisoletano. Sí, ¡Diego Camino está de vuelta! Sin duda la mejor noticia para un Recoletas que no dudó en ponerse en las manos de su capitán en los momentos calientes del partido. Y esa lucidez para ver lo que otros no ven, le permitió incluso de ver portería con un gol tremendamente celebrado en su regreso a casa en el minuto 17 de la segunda mitad (35-32).
Ni siquiera la tarjeta roja a Freitas , desbocado en una acción defensiva, cambió el paso al equipo de Pisonero. A la desesperada, Manolo Cadenas, viendo que en defensa no veía el camino de cambiar el sino del partido, buscó el cambio en ataque atacando con siete jugadores y sin portero. Pero el Recoletas, atento, castigó la osadía con dos goles desde su campo sin portero.
Era el fin a pesar de que la diferencia entre uno y otro equipo se movía entre los dos y tres goles. Un mal cambio de Milosavljevic, ejerció de puntilla para los leoneses con una nueva inferioridad, que hincaban la rodilla, como antaño hiciera, en Huerta del Rey en favor del alumno aventajado, hoy maestro, David Pisonero. Un triunfo con récord de goles (45-40) para guardar en la memoria y que puede valer su peso en oro, la permanencia. Dos puntos con los que posiblemente no se contaban pero que sirven para salir del furgón de cola e instalarse, de un plumazo, en la 12ª plaza.