Diario de Valladolid

FÚTBOL / COPA DEL REY

Suplentes con causa en el Real Valladolid en una Copa con suspense

Penoso partido de la segunda unidad blanquivioleta aunque pasa de ronda / Fue inferior al colista de 2ª RFEF hasta que salieron en el último tramo los titulares / Mesa marca el gol del triunfo en el minuto 89 tras un penalti dudoso a Toni

Cristo abraza a Mesa tras el gol, seguido de Toni. / ARABA PRESS

Cristo abraza a Mesa tras el gol, seguido de Toni. / ARABA PRESS

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Suplentes con causa. La segunda unidad del Real Valladolid demostró por qué es  habitual del banquillo  y por qué no debe abandonarlo hasta que se gane separar sus glúteos del mullido cuero. Quienes confiaban en ver  once marines con pinturas de guerra y cuchillo entre los dientes  para golear al colista de su grupo de Segunda RFEF (un partido ganado de trece y una derrota por 1-7 en el último) deberán esperar a que estrenen la película.

Porque la realidad fue la opuesta. Hasta dio para recrear el chiste de Guatemala y comparar al Marchamalo con el  Marchapeor , que fue el Pucela. Su puesta en escena fue penosa, frisando el ridículo. 

Vale que la Copa tiene sus códigos, que el pequeño se crece, el grande sestea y por eso hay sorpresas. Pero no se espera que surjan entre el cabecero de una Liga y el colista de dos divisiones menos, y menos cuando el grande presenta unos jugadores que deberían estar  hambrientos de titularidad

Va además contra esa idea de relajación colectiva el hecho de que el Pucela comenzó a ser un equipo competitivo cuando salieron  Toni, Mesa y Weissman . Si es por pachorra, estos deberían lucir más dosis, al ser titulares habituales. Pero se tomaron el partido como lo que era: un choque oficial que sólo entendía de triunfo o fracaso. La Copa no alberga medias tintas.

La sombra de  Lezama y el Amorebieta  planeó por La Solana, demostrando el atragantamiento que sufren los de Pacheta ante rivales de juego directo y  físico . El Marchamalo intentó jugarles así. Le penalizó su falta de gol. Y un penalti, más bien forcejeo, de Alvarito a Toni. Tiene narices que el primero en partido oficial llegue con uno dudoso ante un rival de categoría inferior, cuando en Segunda ha sufrido verdaderos escarnios ocultados bajo la alfombra.

Mesa tradujo el máximo castigo en gol . Era el minuto 89 y la pelota entró como el Pucela merecía: tras pegar en el palo. Unos milímetros más al centro y habría salido rebotada hacia el campo. No hubo tiempo para la reacción de un cuadro local fundido por su desgaste físico y en ningún momento inferior a su visitante. Más bien lo contrario.

Desde el comienzo se vio el sesgo que tomaría el partido. Un  Marchamalo bien colocado, presionante y anticipativo  le comía el terreno a un  Pucela apelmazado . Pacheta colocó a Masip en la puerta; Janko, Queirós, Olivas y Carnero en defensa; Alcaraz y San Emeterio como mediocentros; Kike y Olaza de extremos; y Anuar en ataque junto a Cristo. De los cuatro de arriba, tres no estaban en su puesto natural (Kike y Anuar pueden jugar de cualquier cosa menos de mediocentros); Cristo, como si no estuviera, y a Olaza se sigue esperando que vuelva de Uruguay tras las vacaciones. Quizá  aún está en Barajas  aguardando que lo recojan.

A la inacción ofensiva se le unió la falta de creatividad en la medular y el desajuste de la defensa. Pero el principal error era de concepción: todo iba lento, como Armstrong en la Luna.

Aun así el primer peligro fue visitante, con un cabezazo de Anuar que impulso el balón fuera tras dar en el palo. Era el minuto 5 y hubo que esperar al 22 para ver la segunda acción ofensiva del Pucela digna de tal nombre, con un disparo alto de Carnero. San Emeterio hizo otro tiro similar. El Marchamalo, que robaba bien y llegaba mejor hasta el borde del área, se apagaba en esa zona. Sólo llevó peligro con un cabezazo mal dirigido de Mani.  La calidad cuesta dinero.

Se esperaba un Real Valladolid vociferante en la segunda mitad, pero siguió con su  voz trémula , pese al cambio de Plano por un tocado Alcaraz. Y llegó el intercambio de golpes. O golpecitos, dada su escasa potencia. Cristo bota una falta y el cuero se pierde cerca de la escuadra. Masip sale a los pies de  Jacobo. Carnero tira de lejos y bloca Pantoja. Prada bota una falta y el esférico impacta en la parte exterior del palo. 

Toni ya había inclinado el juego hacia la portería rival, y  la entrada de Weissman y Mesa acabó de volcarlo . El israelí tiró con peligro en su primer balón. Para él los encuentros se dividen en finales y los que juegan otros. Luego llegó el penaltete. Y el gol. Y ese mar Rojo que se abre ente titulares y suplentes. No lo tiene que cerrar Pacheta, vestido de Moisés con venda en los ojos, diciendo que no está abierto. Lo debe restañar la segunda unidad.  Más segunda que nunca .

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