Hace falta un milagro

El Real Valladolid ha llegado hecho trizas al final de Liga y ahora trata a toda velocidad de recomponer los trozos de la vajilla rota, cuando no hay tiempo ni voluntad para pegarlos. Lo prueba la rueda de prensa de Sergio previa al partido de hoy, el de los inputs.  

El míster vive ajeno a la realidad cuando la Real Sociedad es el penúltimo salvavidas para volver a la coherencia y a la zona de salvación. Esta tarde el Pucela puede dar un gran paso para la permanencia si se concatenan varios resultados positivos, con su victoria (sería la primera en once partidos) como condición indispensable. Pero también puede certificar su descenso matemático, si pierde o incluso empatando.

Preguntado por la ruleta de las alineaciones, que tampoco parece parar hoy en San Sebastián, el preparador catalán contestó así: «Cuando los resultados no acompañan, se puede modificar todo. Si acompañasen, seguro que estaríais (los periodistas) destacando cómo el equipo maneja diferentes estructuras, cómo están todos metidos. Lo que pasó después del confinamiento».

En lugar de mostrar humildad y arrepentimiento por el truño de temporada y ser incapaz de encontrar un once tipo, el entrenador saca su lado soberbio. Como cuando hace unas semanas dijo que nadie le pregunta a Lopetegui si cambia de dibujo. Deben ir de la mano por la tabla Sevilla y Real Valladolid.

Sergio mandó al menos un mensaje positivo. «Si ganamos a la Real Sociedad estoy convencido de que salimos del descenso. Mientras queden puntos, debemos tener la actitud y apurar esas opciones». Pero enseguida volvió al género de la fantasía: «Vamos a tener muchas más vidas». Le quedan dos y no dependen de él.

Las matemáticas indican que una victoria puede tener un efecto milagroso. No sólo por el triunfo en sí, sino porque, si se junta a una derrota del Huesca ante el Betis y del Getafe ante el Levante, podría impulsarle fuera de la zona de descenso.

Pero a esta difícil combinación habría que añadirle más ingredientes: la victoria del Atlético ante Osasuna y el empate o la derrota del Real Madrid en Bilbao. Entonces se podría (sólo se podría) soñar con un campeón rojiblanco de vacaciones en Zorrilla para que el Pucela sumase su segunda victoria consecutiva y se salvase. Parece de Bradbury o Asimov, pero es factible, números en mano.

La otra posibilidad extrema es que el Pucela encaje su enésima derrota, esta vez ante un rival en forma que se juega entrar en la Liga Europa. Si Huesca y Getafe empatan, Sergio y los suyos estarían en Segunda. Y hasta serían colistas, si Elche y Éibar ganan.

El once pucelano es indescifrable. Rota el portero, el lateral derecho, a veces el izquierdo, algún mediocentro... lo que no cambia es el entrenador. El-Yamiq y Guardiola son baja por tarjetas. Mesa y Bruno están tocados y es posible que no repitan como titulares.

La Real llega con Europa en la cabeza. «El objetivo va a ser siempre ganar, nos lo jugamos todo», arenga Alguacil. Un mensaje en la línea opuesta a la de su colega.