TRES SEGUNDOS
La difícil asignatura de cómo decir las cosas
... En tiempos en los que la cordura y la sensatez al final se dejan dominar por los intereses, las venganzas y las malas artes, los hechos quedan retratados no por su ejecución sino por las formas de ejecutar. Y es que una cosa es hacer o ejecutar una decisión, errónea o acertada, y otra la forma de hacerla. Y yo,precisamente no soy un ejemplo del dominio de la bendita paciencia para domar esa efervescencia en estado sumo que tantas veces me ha traicionado pese en algunos casos, pocos o muchos, tener la razón de mi lado, pero el deporte de élite de la ciudad también suspende en conducta y formas. El Real Valladolid de Ronaldo y su ‘sombra’, el ‘almirante ejecutor’ David Espinar, es el primero en ‘catear’ con decisiones salomónicas que, casualidad o no, hacen sangre con todo lo que suena o ha tenido relación con el anterior mandatario, Carlos Suárez. La ruptura de contratos firmados por sistemática puede ser entendible si como en el caso del nuevo patrocinador Estrella Galicia, dejan en casa 1,3 millones de euros, muy por encima de lo que abonaban al Real Valladolid, Mahou y Cuatro Rayas, por otra parte, las empresas que estuvieron siempre del lado del club en los muchos momentos difíciles y de total falta de liquidez que vivió en los momentos antes de la venta a Ronaldo y su equipo inversor.
Pero ‘la sombra ejecutora’ no parece ni quiere entender de romanticismos pasados... aunque estén firmados. La ‘pela es la pela’ como diría aquel. No ha sido ni será la última rescisión de contrato. Empresas vallisoletanas que han caído por la decisión unilateral del nuevo propietario. La pregunta es obligada. ¿Para qué sirven los contratos? En el Valladolid al parecer, de poco o de nada. Y lo peor de todo es la soberbia y las formas de hacer y deshacer de manera casi despectiva y a su antojo. El quid de la cuestión no es decir sino cómo decir. En el baloncesto, lamentablemente, también cuecen habas y suspenden. La salida de la directiva del mecenas Óscar Mendiluce en nombre de Carramimbre, por otra parte uno de los grandes salvadores del club, abre muchos, demasiados interrogantes. Si en el ámbito deportivo, afortunadamente, es una balsa de aceite, en el organizativo vuelve a mostrar una cojera cuanto menos preocupante tras morder alguno la mano que da y ha dado de comer al club. ¿Quién no fue invitado a la última cena? En tiempos en los que conseguir dinero es tarea de héroes con superpoderes, cuidar la figura del patrocinador es ya una obligación. Patinazo por no hablar del error que ha supuesto enfriar la Copa Princesa. El club dio ayer a conocer, por fin, los precios, en mi opinión y en la de muchos, tarde y de forma semiclandestina en su web. Qué difícil es autogobernarse.