PRIMERA DIVISIÓN
El Madrid sufre la victoria ante el Granada (4-2)
Hazard hizo su primer gol en lo que parecía una fiesta blanca que los de Diego Martínez estuvieron a punto de frustrar en el tramo final
Le había costado multitud de disgustos, sufrir escasez y una ristra de lesiones, pero el Madrid de Zidane parecía haber encontrado ante el Granada, por fin, un partido redondo, completo, sin una cara B en la que el equipo se relaja y peligra el resultado. Hazard se había estrenado con su primer gol, Bale había ofrecido su mejor versión, como el equipo, y Modric se había unido a una fiesta que desató Valverde y su laborioso buen hacer en el centro del campo. Sin embargo, en los diez últimos minutos todo se disipó: un fallo de Areola propició el primer gol granadino, Duarte hizo el segundo en córner y el Bernabéu sufrió como ya no esperaba para, al final, consolidar el liderato en La Liga.
El partido no pudo empezar mejor para el Madrid, con protestas del Granada por posible mano de Ramos y, en el contragolpe, el primer gol blanco, gentileza de Bale. El galés se inventó un gran pase con el exterior a Benzema, que estaba solo para rematar en el segundo palo el mano balón que le llegó desde la derecha.
Además, a los cinco minutos el Granada perdió a Montoro por lesión y tuvo que hacer el primer cambio, pero todos los impedimentos le empujaron a ejecutar su plan de presión agresiva sin complejos. No consiguió maniatar a un Madrid cómodo, con presencia ofensiva y con confianza, con los laterales profundos y con Bale, como si hubiera retrocedido en el tiempo, en modo exhibición de desborde, velocidad, interés y compromiso, todo acompañado de calidad técnica.
Zidane se había entregado a su versión más conservadora para elaborar el once, sin Modric, ni James, y con Valverde para reforzar la intocable pareja Casemiro-Kroos. El resultado fue un equipo sólido y con criterio ante la presión, también cuando el alemán se tuvo que ir del partido con molestias musculares, recién superada la media hora de juego, y entró al campo el croata.
Además, Zidane tapó el problema del lateral izquierdo con un Carvajal que se prodigó en ataque con éxito hasta que fabricar una oportunidad de gol, con un balón ganado en la presión que terminó, entre la inspiración general del equipo, en un mano a mano que no pudo resolver ante Silva.
La fiesta parecía completa, con llegadas y ocasiones, pero la ventaja se antojaba exigua y, todo lo que apareció Bale fue lo que le costó hacer acto de presencia a Hazard, impreciso y tan desacertado como voluntarioso, como si la mochila de la presión que no permite rendir hubiera cambiado de la espalda galesa a la belga.
Se despojó del sobrepeso de golpe en el descuento del primer tiempo, gracias a un balón que Valverde peleó hasta que dejó al belga en franca ventaja ante la portería rival. No definió con suficiencia, pero con el acierto necesario para celebrar, encaminar el partido del Madrid y, de paso, el inicio de temporada.
El descanso llegó entre la felicidad casi incrédula de un Bernabéu que empieza a ver la luz al final del túnel. Enfrente, un Diego Martínez que no reservó a sus tocados, Rui Silva y Soldado, pero no le salió nada, tampoco cuando arriesgó en el segundo tiempo.
El partido entró en barrena, con continuas faltas, parones y enganchones que se cargaron las propuestas de juego, pero entonces volvió a aparecer Fede Valverde, el mejor madridista sobre el campo, para robar otro balón y producir la ventaja que permitió al croata, otro que se sube al carro de las nuevas buenas sensaciones, enganchar un disparo imparable desde fuera del área.
Aunque con un perjuicio momentáneo para el equipo, el partido arregló incluso la polémica de la portería, que pareció encaminarse a una solución para Zidane. Areola se pegó un tiro en el pie con un error que Courtois no tiene en su expediente: un fallo de relajación que le hizo perder el balón y cometer el penalti que propició el primer gol del Granada.
Se animó el equipo de Diego Martínez, que se lanzó arriba con la misma insistencia, pero con más fe. Consiguió el segundo tanto en un balón parado, después de que la defensa blanca sacara un balón sobre línea, con un remate a la salida de un córner que Duarte remató, abajo, en el segundo palo.
El nerviosismo volvió a una grada que ya estaba celebrando, que despidió a Bale entre aplausos, pero que sufrió cómo su equipo perdía el control de un partido que tenía dominado. La intensidad regresó al Madrid y Benzema fabricó dos ocasiones para sentenciar, otra vez, pero fue James el que sentenció, ya en el descuento.