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El Abraracúrcix de Nava

El vallisoletano Dani Gordo conduce a sus guerreros de la ‘aldea castellana’ de Nava de la Asunción, de 2.700 habitantes, a resistir la próxima campaña con las ‘legiones’ de la Asobal

Dani Gordo celebra un gol del Viveros Heral BM Nava, nuevo equipo de la Liga Asobal.-AMADOR MARUGÁN

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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‘Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor. Y la vida no es fácil para las guarniciones de legionarios romanos en los reducidos campamentos de Babaorum, Aquarium, Laudanum y Petibonum…». Es la mágica historia de Asterix, reconocida por muchas generaciones.

Una historia que casualidad o no se ha visto reproducida en la actualidad en el deporte, concretamente en el balonmano. Y todo porque la heroicidad de aquella aldea irreductible de los Asterix, Obelix, Esautomatix, Cuadrix, Odalix y compañía, los representan ahora el Viveros Herol BMNava con su prodigioso ascenso a la Liga Asobal. Un equipo enclavado en la llamada ‘Castilla vacía’, en una localidad segoviana, Nava de la Asunción, de tan solo 2.700 habitantes.

Y como dice la leyenda, ‘custodiado por grandes guerreros como son Astérix y Obélix, atiborrados como nadie de poción mágica, podríamos pensar que la labor de Abraracúrcix (Dani Gordo) es sencilla. ¡Nada de eso! El entrenador vallisoletano ha logrado hacer realidad el sueño de todo un pueblo, volcado con su equipo. Prueba de ello es que la casi la tercera parte de la población de Nava de la Asunción, es socia del ya heroico Viveros Herol BM Nava.

Dani Gordo, uno de tantos maestros vallisoletanos que por exigencias del guión se vieron obligados a hacer las maletas en busca de fortuna para reinar fuera de casa, ve recompensado su trabajo con el laborioso ascenso a la máxima categoría del balonmano español. En León creció como entrenador bajo el manto de uno de sus protectores y maestros, Manolo Cadenas. Allí creció como entrenador, primero como ayudante de Cadenas y luego como primer entrenador coincidiendo con la época quizás más complicada del Ademar con su descapitalización. De allí se fue a las Islas Feroe para hacer campeón a un equipo. Y de allí a Nava de la Asunción, también para desafiar el muro de la lógica. Y lo ha hecho de forma matemática con tres jornadas de antelación.

‘Abraracúrcix’ Gordo siempre se ha prestado para defender el honor de su aldea. «Ha sido un hito histórico para el pueblo y para la provincia de Segovia. Este ascenso lo comparan la gente de aquí con la época gloriosa del Caja Segovia de fútbol sala o los éxitos de Perico Delgado. Ha sido algo increíble».

Con un presupuesto realizado para estar en la parte noble de la clasificación el BM Nava de Dani Gordo ha logrado la matrícula con el codiciado ascenso. Este año el salto de calidad lo han dado coincidiendo con el estreno de un polideportivo dejando atrás el frontón. «No cabe duda que el nuevo polideportivo nos ha dado alas. Esta caro que donde jugábamos antes, en un frontón cubierto, no ayudaba al tener que entrenar con temperaturas gélidas en invierno, en suelo duro y teniendo en entrenar por culpa de la condensación en Olmedo, Valladolid, Segovia y Coca en muchas ocasiones».

El también efervescente (un claro distintivo del entrenador vallisoletano de raza) Dani Gordo no olvida el duro trabajo para recoger esta gran cosecha. «Parece que ha sido fácil, coser y cantar y no es así. Ha sido un camino largo. Hemos tenido lesiones importantes como la de nuestro mejor jugador (Adrián Rosales) que nos han hecho sortear muchas dificultades. Pero la calidad del grupo ha servido para salir adelante y la exigencia del día a día ha sido muy grande».

Para Dani Gordo, el ascenso ha sido la suma de muchos factores. «Nada es fruto de la casualidad. Nada es gratuito y todo logro requiere compromiso y mucho esfuerzo. Hemos invertido para mejorar en muchas cosas este año, como el pabellón, el presupuesto, el cuerpo técnico... Es la receta que nos ha servido para llegar hasta donde hemos llegado. La calidad del vestuario ha sido impresionante», recuerda con la voz todavía quebrada tras la consecución del ascenso el pasado fin de semana.

El joven entrenador vallisoletano se muestra orgulloso de lo conseguido por el poso que ha dejado en el pueblo. «Estor satisfecho y muy orgulloso de que el trabajo personal realizado aquí haya influido en hacer a mucha gente feliz. El pueblo está como loco por poder estar con la élite del balonmano español y europeo. Y se ha conseguido en un pueblo de tan solo 2.700 habitantes. Es muy fuerte».

Dani Gordo vuelve a la Asobal donde ya estuvo dos campañas (5º y 7º) con el Ademar. «¿Mi regreso a la Asobal? Se lo debo al BM Nava y a mi presidente Julián Mateo, los que han apostado por mi», concluye.

EL PRESIDENTE: «El balonmano en Nava es como una religión»

... Y si Dani Gordo es Abraracúrcix en esta bonita y a la vez heroica historia, Julián Mateo, presidente y patrocinador (Viveros Herol) es sin lugar a dudas Barometrix, el druida que con su pócima mágica ha hecho que sea clave para ganar el codiciado Menhir de Oro (el ascenso a la Asobal). Julian Mateo, todo pasión, todo amor por ‘su’ balonmano, ha logrado hacer realidad el sueño no solo suyo sino de toda un pueblo volcado por y para el balonmano. El presidente del BMNava, también con la voz rota por el éxtasis del ascenso, se muestra orgulloso del logro conseguido. «Es algo por lo que llevamos soñando y trabajando muchos años. Es un orgullo para un navero de adopción como soy. Comencé en el club hace 26 años y como directivo desde hace 11 años». Julián Mateo no olvida las muchas lágrimas derramadas en las muchas fases de ascenso malogradas, la última la pasada campaña. «Hemos ido todos caminando todos juntos y también llorando cuando no éramos capaces de lograr un ascenso en el último suspiro.

Pero yo sabía que algún día íbamos a conseguir ascender a la Asobal. Y lo hemos conseguido casi sin buscarlo», asevera. Para el factótum del balonmano de élite en Nava de la Asunción la Asobal es su próximo reto. ¿Quién dijo miedo? «El objetivo a partir de ahora será consolidar en proyecto en la Asobal. Y lucharemos por ello, que nadie lo dude. Vamos a salir a competir. Y queremos extender la fiebre del balonmano por la comarca. Hay que aprovechar este efecto para conseguir nuevos Ajos, Brunos y Villagrás», vaticina. Julián Mateo no olvida el mérito que supone el logro en un pueblo de solo 2.700 habitantes. «Aquí la media de natalidad es de 14 nacimientos por año. Con eso lo digo todo. El presidente reconoce la singularidad del club. «Somos un club muy particular donde el balonmano es como una religión. Hay muchas generaciones detrás que han ayudado a que el balonmano se expanda y se juegue en este pueblo segoviano».