El Dakar más exigente

Roberto Carranza y Juan Carlos Fernández han salvado las grandes dificultades que depara el Dakar y afrontan los últimos días de la competición pletóricos de ilusión a pesar del cansancio acumulado. La sexta etapa, que finalizó la noche del domingo (hora española) volvió a poner a prueba a las mecánicas y a los pilotos. Las dunas de Tanaka, las más altas del continente americano, provocaron números abandonos en la caravana.

El Promyges Rally Team partió muy temprano del Vivac rumbo a la salida de la etapa. El trazado contaba con 500 kilómetros de enlaces, que sumados a los 325 cronometrados presagiaban una jornada realmente larga. Carranza y Fernández marcaron unos tiempos excelentes en la primera mitad de carrera, muy cerca de los tiempos ‘top ten’. Fue un gran trabajo de conducción y navegación fruto de la gran experiencia adquirida durante los años de entrenamiento en las dunas de Marruecos.

La segunda parte de la etapa fue más complicada debido a una tormenta de arena y al vuelco de un camión en un cañón que provocó la neutralización de los últimos kilómetros del día. Tras casi 20 horas subidos en el Can-Am Maverick, el equipo llegó muy contento al Vivac pues había superado una etapa realmente complicada. «Ha sido un día larguísimo y duro. Lo hemos pasado un poco mal pero hemos visto que también había muchos participantes enganchados al final como nosotros. Estoy muy contento en el apartado de navegación y pilotaje», señaló Roberto Carranza al final de la etapa. «Al final se nos echó la noche encima. Nos metimos en un cañón, hemos perdido un par de waypoints…. Muy complicado. Aunque las dunas de Tanaka, que tanto se temían, las hemos sorteado con mucha destreza», indicó Juan Carlos Fernández.

El Promyges Rally Team finalizó la etapa en decimoctavo lugar, lo que le aúpa hasta el decimosexto de la general SxS. En la general del Dakar de coches (SxS, UTV y coches) siguen escalando posiciones hasta colocarse en el puesto cuarenta y siete.

La séptima etapa, que comenzó ayer con retraso, era como mínimo igual de exigente que la anterior. Un bucle con salida y llegada en San Juan de Marcona y en la que la navegación era fundamental para no perderse con las trazas dejadas en el día anterior. Una etapa con muy pocos kilómetros de enlace (63) y con 323 de lucha contra el crono. Los primeros 160 estaban compuestos ‘cocktail Dakar’ (fuera de pista, ríos, trialeras, fesh fesh…) para continuar con 100 kilómetros de pura conducción sobre dunas. Con una arena extremadamente blanda los pilotos sabían que debían tener mucho cuidado si no querían atascarse y tener que pasar la noche allí.