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El filial espanta el miedo

Logra su primer triunfo en siete partidos gracias a una excelente primera parte, con Waldo y Kike a gran nivel / Miguel lleva tres goles en los tres últimos encuentros

Los jugadores del Real Valladolid B felicitan a Miguel, de espaldas, tras lograr el 1-0.-J.M. LOSTAU

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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El filial toma aire para llenar pulmones y evitar el tono azul de quienes sufren esa falta de inhalación que dan las victorias. Tras seis jornadas sin conocerla, con tres empates y las mismas derrotas, el Real Valladolid B vuelve a la senda del triunfo.

Los de Rivera salieron de su inmersión a costa del Internacional de Madrid, equipo de nuevo cuño en la categoría de bronce, cuyo transcurrir por la misma es hasta ahora placentero.

Quizá esa falta de necesidad, o el escaso conocimiento del rival, provocaron que saliese al partido a cámara lenta, cuando el filial es un microondas en los primeros minutos, sobre todo en casa.

Corría el minuto 4 cuando los blanquivioleta elaboraron la que sería mejor jugada del partido. Kike roba el balón en la zona de su lateral izquierdo. Comienza un eslalon en el que supera a tres rivales, dos veces al mismo. Abre a Waldo, que realiza una diagonal desde el medio campo hasta el área. Al llegar a sus inmediaciones centra pasado y Zalazar no sólo evita que el cuero salga por la línea de gol, sino que se lo pone en los pies a Miguel, que sólo tiene que empujarlo.

Una excelente acción coral y el tercer gol del tudelano, lo que ya no es una casualidad. Como lo de empujar el balón. Para hacerlo hay que estar en el lugar adecuado y él ha afilado su olfato goleador, gracias a una mayor presencia en el juego.

El tanto no sirvió para espolear al Inter sino para que los locales, superados su ahogo y sus miedos, comenzasen a forjar buenas jugadas. El Hacen y Miguel se estorbaron para marcar el 2-0. Pero Waldo también quería protagonismo. Volvió loca a la defensa rojinegra (tiene narices llamarse Inter y vestir como el Milan, aunque fuese su segunda equipación) e hizo lo que quiso por su banda. Estrelló un balón en el travesaño, en un intento de gol olímpico, y se hartó de dar centros desde el costado.

Uno de ellos propició el 2-0. El servicio del extremo fue recogido en el área por Kike quien, al controlar el balón, fue derribado por Moyano con un tackling suicida. Penalti tan claro que ni fue protestado. Waldo toma el balón y lo posa en el punto de los once metros. No duda. Envía a Trenado abajo a la izquierda y lo marca por la escuadra derecha. Imposible tirarlo mejor.

La primera parte murió con el Inter inquietando sólo a balón parado, pero en la segunda cambió el guión. El filial quiso guardar ganancias, los madrileños se estiraron y comenzaron a rondar la meta de Samu, quien debió emplearse a fondo en dos cabezazos que querían red. El 2-1 llegó de rebote. Alfonso chuta, el balón pega en la bota de Raúl, se envenena y entra.

Después llegó una serie de centros a la olla visitantes y contras locales. No hubo más tantos, aunque Waldo tiró sin portero, pero desde 40 metros. El balón se perdió. No así el triunfo, que se quedó en casa.