Sergio reconoce el mal juego

El estadio Zorrilla no registró ayer la presencia de un entrenador local y otro visitante, sino de dos técnicos locales. Uno es de casa y el otro se siente aquí en su casa. Porque Sergio se ha ganado el mismo corazón de la hinchada, que una década antes pertenecía a Mendilibar y que entre ambos fue propiedad de Djukic.

Los dos recibieron constantes felicitaciones en el estadio y sus aledaños. El catalán, por su cumpleaños. El vasco, por el retorno al que fue su lugar de trabajo durante tres temporadas y media, saldadas con un ascenso y dos permanencias.

Una de las numerosas virtudes de Sergio es que no ve un partido diferente al de miles de personas. Un síndrome de La Moncloa llevado a los banquillos, que divorcia a los entrenadores de la realidad. El míster blanquivioleta no necesitó que le metiesen los dedos en la boca para definir el encuentro.

«Ha sido un partido muy espeso por nuestra parte. No nos hemos encontrado bien con balón. El nivel de competición, trabajo y esfuerzo ha sido el de siempre, muy alto, pero con el balón no hemos encontrado soluciones, sobre todo en ese doble pivote».

Y abundó en la autocrítica. «Nos ha faltado clarividencia, mover un poquito más la pelota de un lado a otro... Es verdad que esa primera presión de ellos nos ha sorprendido. Lo hemos mejorado tras el descanso pero, aun así, nos ha costado iniciar el juego. Ha sido un encuentro muy difícil, con el Éibar a un gran nivel».

Sergio cambió de registro, sin perder la cara a la realidad del equipo, cuando se le preguntó si el golpe recibido en la primera parte disminuyó el rendimiento de Alcaraz. «Estamos mal acostumbrados. Los dos pivotes están a un nivel excelso y que en algún partido no estén tan acertados forma parte del fútbol. Buscamos meter a Toni por dentro para lograr superioridad y ha habido una fase en la que quizá lo hemos hecho, pero ha sido el típico partido en el que no te encuentras».

Y siguió defendiendo lo hecho hasta ahora, que no mancha un rendimiento como el de ayer. Al tiempo, dio un baño general de realidad. «Que haya un partido así, te hace valorar mucho la trayectoria del equipo. No vamos a ser tan excelsos como en el Bernabéu, ni tampoco como hoy. Vamos a buscar el equilibrio, pero estamos más cerca de esta realidad que de la que vivimos en el Bernabéu. Y 17 puntitos que tenemos a estas alturas de Liga».

La entrada de Verde cambió el escenario. «Buscábamos alternativas. Tiene ese golpeo y esa capacidad para encarar a puerta y nos ha dado un punto de vivacidad. Ha estado más chisposo que sus compañeros y ha salido con mejor frecuencia que los que estaban».

Y se erigió como defensor de Ünal. «Nuestra primera acción ofensiva es un remate suyo a puerta que podía haber acabado en gol. De espaldas a portería ha estado mejor que en otros partidos, pero no sólo ha sido fallo suyo el tema ofensivo. No le hemos generado situaciones como para encontrarse cómodo. Nos ha faltado gol. Es problema de todos, en especial de los delanteros, pero hoy nos ha faltado conexión con el medio».

Sergio no se casa con nadie, como demostró el palito que se llevaron algunos jugadores. «Quizá nos hemos ido un poquito del camino en la preparación habitual semanal. Que si me quiere un equipo, que si me quiere otro... Esto nos enseña nuestra realidad».

El míster agradeció el papel del público. «Ha habido un momento de exigencia pero luego otro en el que ha comprendido que el punto era importante y nos ha vuelto a ayudar.Me quedo con los dos».

Sergio finalizó con una frase en forma de corolario. «Intentaremos que esto sea una excepción a la gran racha que llevamos».

Mendilibar agradeció el recibimiento. «Me he sentido como en casa, con cariño y respeto». Y habló del partido. «Nos costó en los primeros 20 minutos pero después hicimos un cambio en el centro del campo y empezamos a jugar mejor. Las mejores ocasiones las tuvimos nosotros pero con la expulsión a falta de 15 minutos das por bueno el resultado».