Diario de Valladolid

Uno juega y el otro gana

El Valladolid B fue muy superior en fútbol a un bronco Castilla que ganó (1-2) por el balón parado / Rivera, Miguel y Alberto, expulsados

Javi Pérez dispara a puerta en el gol local.-PABLO REQUEJO

Javi Pérez dispara a puerta en el gol local.-PABLO REQUEJO

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Pues no. No vino Vinicius, coautor, aunque de forma leve y tangencial, del ridículo del Real Madrid en Vitoria. Tampoco lo hubiese hecho de no haber jugado contra el Alavés. La versión oficial es que no juega en campos de césped artificial. La falsa, aunque de mayor recorrido literario, es que no pinta nada entre un grupo de amantes del fútbol cavernario.

La posibilidad de que alguno de los que jugó ayer recale en el primer equipo blanco con dorsal del 1 al 25, es menor que la de construir en Valladolid un puerto de mar. Si no se lo cree, guarde la crónica para rebozármela por la cara el 1 de septiembre de algún año venidero.

Porque este Castilla está diseñado para subir, no para hacer buen fútbol y nutrir con elementos al primer equipo. Más que el filial del primer club del mundo, parece un equipo de pueblo de los de antes, cuando el mayor atisbo de modernidad era la llegada del cartero. Fuerza, choque y bronca, no siempre por el mismo orden.

El Real Valladolid B le dio un baño de fútbol, pero ganó por el balón parado e impidió que se jugase desde el 1-2, llevando el encuentro a la bronca constante, trapo al que entraron los locales, encabezados por su técnico. Rivera fue expulsado en el descanso, según él, «por dar un manotazo a un mueble» al entrar al vestuario. Miguel y Alberto siguieron su camino al final, incapaces de asimilar la frustración.

El balón fue totalmente pucelano en una primera parte en la que sólo le faltó ese error tan común en la categoría como acertar con el último pase. Las buenas construcciones y llegadas culminaron con el tanto de Javi Pérez, que recogió un rechazo de la zaga madridista tras un disparo de Zalazar. El partido era blanquivioleta, hasta que un posible penalti de Corral a Dani, de los que se pitan según el escudo, fue transformado por Sánchez.

La falta de Rivera se notó en la segunda mitad pero aun así el Pucela lo intentó. Hasta que una falta ensayada, lo mejor de los visitantes en toda la tarde, preludió el 1-2 por medio de Fidalgo. Después, la nada. Faltas, broncas y aturullamiento de unos locales poco acostumbrados a nadar en barro.

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