Diario de Valladolid

BALONMANO / LIGA ASOBAL

Déjà vu

Como si de un hechizo se tratase el Recoletas Atlético Valladolid vuelve a tropezar en el inicio de campaña cediendo un punto (25-25) en Huerta del Rey ante el acaudalado Benidorm de Zupo Equisoaín

Adrián Fernández se zafa de dos defensores para lanzar a puerta.-EL MUNDO

Adrián Fernández se zafa de dos defensores para lanzar a puerta.-EL MUNDO

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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Según Lucas Barros hay tres tipos de ‘Déjà vu’, el fenómeno de tener la fuerte sensación de que un evento o experiencia que se vive en la actualidad se ha experimentado en el pasado: ‘déjà vecú’ (ya vivido o ya experimentado), ‘déjà santi’  (ya sentido) y ‘déjà visité’ (ya visitado). Pues bien, como si de un hechizo se tratase el Recoletas Atlético Valladolid comenzó una nueva campaña, la segunda en la Liga Asobal, padeciendo, sufriendo y viviendo los mismos acontecimientos vividos hace un año, hace dos... El renovado conjunto vallisoletano volvió a tropezar en la misma piedra, la primera, la que sirve para dar el pistoletazo de salida a una nueva campaña. Puntos que vuelan de su ‘fortín’ de Huerta del Rey como ocurriera el año pasado o hace dos campañas. En esta ocasión fue solo uno ante el reconstruido a golpe de talonario por el ‘encantador de serpientes’ Zupo Equisoaín. Un BMBenidorm que se salvó el pasado año sobre la campana gracias a la llegada en el ramo final de campaña del ex entrenador del mítico y arruinado Portland San Antonio y que en su nueva apuesta cuenta con nada menos que ocho extranjeros en sus filas, cuatro de ellos jugadores cubanos.

El Recoletas Atlético, marcado por la baja de última hora de Roberto Turrado, que no pudo recuperarse a tiempo de una pequeña rotura de fibras, estaba quizás marcado por el subconsciente que indicaba a su cabeza que el rival era muy superior a él. Craso error. Porque ciertamente aunque el Benidorm dispone de una artillería más poderosa su filosofía de juego y las lagunas que mostró ayer a lo largo del encuentro, sobre todo cuando se puso cinco goles arriba y fue incapaz de matar el partido, derribaron ese pensamiento errático de impotencia.

Los ‘gladiadores azules’ pagaron su incapacidad a la hora de producir de derecha a izquierda. Víctor Rodríguez y sobre todo el recién incorporado Héctor González, un manojo de nervios, fueron una rémora para el equipo obligando a su entrenador Nacho González a tirar por la calle del medio y apostar en los momentos de la verdad, en la remontada en la segunda mitad, a jugar con dos centrales a la vez, el prometedor Adrián Fernández y un Diego Camino aún lejos de su mejor versión.

La igualdad presidió la primera mitad con dos jugadores, los porteros de ambos equipos, Javi Díaz y el montenegrino Mijuskovic, convertidos en protagonistas. El 11-12 al término de la primera mitad indicaba los problemas de ambos conjuntos por perforar la meta rival.

Fue el inicio de la segunda mitad la que marcaría el sino de un partido en el que Benidorm, tirando de los arreones de sus jugadores cubanos se hacía con una renta de cinco goles que presagiaba el odiado ‘Déjà vu’. El tiempo muerto de Nacho González y su cambio táctico en ataque sirvió para frenar la sangría de los Corzo, Rivero, robles y el pequeño central argentino Simonet, un puñal entre líneas.

La resurrección incompleta llegaría de la mano del veterano e incombustible Fernando Hernández, que se negó a vivir ese final ya escrito de antemano. Sus errores en el lanzamiento, incluido un penalti, no ejercieron de freno para echarse el equipo sobre sus espaldas. Cuatro goles consecutivos espolearon al equipo y a un público todavía en estado de ‘shock’ por las fiestas patronales. Un parcial de 8-2, con Equisoaín dormido, dio la vuelta al marcador (21-20) a poco más de siete minutos para el final. Un final, de nuevo igualado, de nuevo taquicárdico. A cada gol del Recoletas les sucedía uno del Benidorm que se agarró al empate a 25 segundos del final. Un tiempo muerto, tardío de los locales, no impidió en la jugada final el ‘Déjà vu’ (25-25).

 

 

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