Diario de Valladolid

PRETEMPORADA

Al Real Valladolid no hay quien le tosa

El equipo blanquivioleta pasa por encima del Leganés y sigue sin conocer la derrota en los seis amistosos que ha disputado / Mata marcó el gol de la victoria (1-0) / Luis César dispuso un once en cada parte pero se mantuvo el rendimiento

Mata es felicitado por Miguel, mientras Toni se acerca a ambos, tras marcar el único gol del partido; Champagne observa el balón.-PABLO REQUEJO

Mata es felicitado por Miguel, mientras Toni se acerca a ambos, tras marcar el único gol del partido; Champagne observa el balón.-PABLO REQUEJO

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ARTURO ALVARADO / RIOSECO
Valladolid

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Las pretemporadas no son el catecismo. La del primer año de Mendilibar nació torcida, como el inicio de Liga, y el equipo se salió con 88 puntos. Garitano finalizó los ensayos invicto y fue fulminado a los dos meses de campeonato.

Vaya este introito destinado a frenar euforias, aunque el optimismo es más que lícito. Porque el Real Valladolid sigue invicto, después de su sexto amistoso de pretemporada, cuarto frente a un equipo de élite. El Leganés mordió el polvo en Rioseco y los pucelanos se llevaron el IV Trofeo Canal de Castilla con todo merecimiento. Porque el que pareció de Primera fue el Pucela. Y de largo.

Un gol de Mata pasada la media hora, al recoger un mal rechazo de Champagne (se le abrió sin querer el tapón, diría un chistoso) y disparar con poco ángulo, certificó la victoria. Miguel falló inexplicablemente ante el portero otra ocasión meridiana. Al igual que Ángel, que se encontró en una ubicación desconocida, en el punto de penalti y frente al meta. Su tiro con la derecha, la mala, se perdió.

En la segunda parte Anuar gozó de otra ocasión para marcar, tras un nuevo rechazo del arquero, a centro de Hervías. Su disparo fue alto. El único tiro entre los tres palos del Leganés fue uno raso y facilón de Gumbau en la primera mitad, que blocó Masip sin esfuerzo. Con eso está todo dicho sobre el sentido ofensivo de un Leganés ofuscado, al que la presión pucelana acabó por borrar.

Porque lo mejor del conjunto de Luis César es su juego grupal. Resulta impropio de estas alturas de curso, pues parece un equipo más hecho. No, luce florituras, alharacas ni excesos, pero posee unos conceptos que se echaron de menos en toda la temporada pasada. El principal: que todos saben a qué se juega y están a gusto en su traje.

El míster presentó dos onces diferentes. Pese a las lógicas variaciones, pareció el mismo. La sorpresa en el primero fue la ubicación de Mata como interior derecho, para dejar a Miguel la punta. El madrileño lo aprovechó con su gol. También se vio por fin una versión activa de Toni y no la somnolienta de sus últimas apariciones. Fue metafórico su resurgimiento en Rioseco, en la ruta entre Valladolid y León. Los carteles señalizadores debieron ser una tortura para él.

El once de la segunda mitad vio menos puerta pero controló más el juego. Anuar se hizo con el control de la medular, mientras que Jose se escoró a la izquierda para dejar a Salvador la punta. El catalán sigue alternando las acciones verticales con la pelea callejera. Sin novedad. La rapidez inteligente de Hervías dejó un buen regusto. Esto promete. Pero prometer no es cumplir.

L. CÉSAR «Hicimos más cosas bien que mal»

El míster pucelano juzgó así el partido. «Estoy contento. Hemos hecho más cosas bien que mal y ahora debemos revisarnos para ver en qué hay que insistir y qué hay que modificar. Estamos en esa fase de la pretemporada en la que debemos asimilar una idea futbolística que nos lleve a ganar partidos».

Luis César alabó a sus jugadores. «La actitud es muy buena. Los chicos salen al campo y quieren hacerlo bien. Todos quieren hacer las cosas que les pido y estoy muy contento con ellos. Han sido insistentes, perseverantes y esforzados para hacer las cosas bien».

Y quiere intensidad, pero controlada. «No me han gustado dos o tres entradas que hicimos. Hay que hacer faltas de otra manera. Me gustan los equipos completos: que juegan y no dejan jugar. Los que dejan jugar no me gustan nada».

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