TRES SEGUNDOS
Una ‘rara avis’ llamada Fernando Hernández
En tiempos en los que cada vez se hace más necesario apoyarse o escudarse en los ídolos (figura o imagen que representa a un ser sobrenatural y al que se adora y se rinde culto) a veces, fruto de la incredulidad, no somos capaces de valorar lo que tenemos. Me refiero a un jugador escrito con mayúsculas que no solo abandera un equipo, un proyecto, un club, sino que desafía los muros de la lógica gracias a su milagrosa pócima de la longevidad. Hablo de Fernando Hernández, el deportista vallisoletano más laureado de la historia (con permiso del ‘asimilado’ Chema Rodríguez, también jugador de balonmano nacido en Autilla del Pino), poseedor de 14 títulos, tres medallas con la selección española (oro mundial, plata europea y bronce olímpico) y un ascenso a la Asobal con su actual club, el BM Atlético Valladolid. El zurdo incansable que tras protagonizar el famoso encierro del 95 en el vestuario de Huerta del Rey junto a los Pisonero, Ávila, Raúl y compañía, decidió volar en busca de una fortuna en forma de reconocimiento y títulos lograda en tres de los cuatro grandes del balonmano español: Ademar, FC Barcelona y Portland San Antonio. Hoy, camino de los 44 años (se dice pronto) Fernando Hernández no solo sigue en activo en la máxima categoría del balonmano español al tiempo que lo compagina con un trabajo que le obliga cada mañana a madrugar y cambiar de chip, sino que sigue ejerciendo de líder goleador de un Recoletas Atlético Valladolid dispuesto a mantener su recién estrenado sillón en la Liga Asobal.
Con la privilegiada pócima de la eterna juventud en su poder, uno de los ‘abuelos’ de la Asobal (solo superado por el portero Hombrados), Fernando representa esa ‘rara avis’ de la que cualquiera debiera presumir. Pero el nuevo pasajero del ‘Top-5’ de goleadores de la historia de la Asobal (con 1.687 goles) si siquiera tiene una foto en el panel de históricos del pabellón Huerta del Rey donde aparecen otros jugadores que aunque ayudaron a hacer grande al BM Valladolid antes de su decapitación, no tienen el ADN de Valladolid. Seguir en activo a los casi 44 años rindiendo a este nivel (es el tercer goleador de la presente Asobal) merece cuanto menos ejercer de escaparate a los ojos del presente y del mañana. Porque jugadores como el ‘rubio de oro’ no abundan y menos en Valladolid donde la pérdida de protagonismo de sus deportistas en los últimos años debido a retiradas, descensos, desapariciones o cacicadas de sus dirigentes, ha dejado un vacío difícil de llenar. Fernando es a los ojos de todos un jugador querido, en Valladolid, Barcelona o... León. ¿Y qué vallisoletano es querido en León? Pocos, muy pocos.