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A RAS DE HIERBA

Optimismo sin euforia

ARTURO ALVARADO

Publicado por
Redacción de Valladolid
Valladolid

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Lo de las maldiciones le viene perfectamente al fútbol para no pensar. Es mucho más fácil y descansado deducir que la caída de un rayo se debe a un castigo de los dioses que determinar su aparición por una descarga de electricidad estática.

La maldición del Heliodoro sería buen titular para un reportaje de Iker Jiménez, pero no para explicar lo que ocurrió en Santa Cruz. Porque a menudo pierde el que peor juega. No siempre, pero sí con más frecuencia. El mismo estadio vio el baño pucelano por 1-5 en la temporada 01-02 y el 0-2 del ascenso con Mendilibar un lustro después.

Una vez comprobado que el césped no mete goles y que las fuerzas telúricas tampoco obran contra los intereses blanquivioleta, se trata de realizar el pequeño esfuerzo intelectual encaminado a comprobar qué ha ocurrido para que un equipo fiable, sólido, solidario y vertical no haya presentado su DNI en la isla, sobre todo en la segunda parte. No comparto la idea de que recordó al del año pasado, porque en éste hay vergüenza. Quieren esforzarse y ganar. Mi opinión es que hubo un caos táctico en el equipo y Herrera no fue capaz de rescatarlo.

Por primera vez el míster pucelano fue superado por su homólogo rival. El catalán no supo cambiar el discurso abúlico de un equipo echado atrás, con líneas separadas, escasa presión conjunta y aún menor verticalidad. Si el dolor de cabeza pucelano es la falta de gol, lo de ayer requirió visita a la farmacia.

El míster no subvirtió de forma efectiva el orden táctico inicial. Se limitó a cambiar de fichas. Salieron tres atacantes nuevos y apenas dejaron muestra de peligro. No hubo invención, ni siembra de dudas en el contrario. El año pasado era la tónica general, pero no éste. Ahora existe un entrenador que sabe leer los partidos y, lo que es más importante, interpretarlos. En Tenerife olvidó el libro de claves.

Los jugadores tampoco son inocentes en la derrota. La presión conjunta, a estas alturas, ya debe venir de serie. Como la defensa adelantada y los automatismos en la salida del balón, para no perderlo a la mínima. El equipo ha encajado un gol en cada uno de los tres últimos partidos, y los dos más recientes tras el saque de un córner. Es demasiado pronto para colegir que hay problemas en el balón parado defensivo, pero ahí está la alerta.

La derrota no debe escribirse en mayúsculas. Menos cuando Salvador tuvo un gol en la mano si hubiese mirado a Mata, en vez de chupar. Sin olvidar la roja y el posible gol birlados en la primera mitad. Esto un freno a la euforia pero no al optimismo. El Real Valladolid esta bien trabajado, es ambicioso y está unido. Pero, como todos en Segunda, es muy difícil que gane jugando mal. No comenzó peor que el Tenerife, pero acabó siendo inferior.

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