Diario de Valladolid

BALONMANO

El debut ‘express’ de Amaia

La extremo del Aula disfruta de siete minutos en su primer encuentro oficial con la selección / España pierde, tras un mal partido, y cede el primer puesto del grupo ante Holanda

Amaia Garibay (segunda por la derecha) forma junto a sus compañeras antes del inicio del partido.-TELEDEPORTE

Amaia Garibay (segunda por la derecha) forma junto a sus compañeras antes del inicio del partido.-TELEDEPORTE

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Guillermo Sanz

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Breve pero lleno de significado, como un poema haiku. Así ha sido el debut oficial de Amaia Garibay con la selección española. El correcaminos de Huerta delRey llevó su velocidad punta hasta la localidad holandesa de Almere, donde España y Holanda se retaban en un pulso por el primer puesto del grupo de la fase de clasificación para el Europeo del 2016.

La rodilla renqueante de Eli Pinedo, monarca del extremo en el equipo de las guerreras, podía dejar un telón abierto para que Amaia tuviera vía libre para dar oficialidad a la aventura que comenzó hace un año, cuando vistió por primera vez la casaca roja en dos partidos amistosos ante Hungría. Sin embargo, el campo holandés no era de pruebas, había mucho en juego y Dueñas optó por apostar por caballo conocido.

El arranque neerlandés (7-2) complicó aún más que Amaia saltara al parqué con el choque en plena ebullición. La vallisoletana se mimetizó con el entorno, empezó a aprender a ser una estrella más en una constelación; un rol de cover de Pinedo que tendrá que aprender a interpretar para ser actriz principal en el futuro.

El momento esperado por los aficionados pucelano se hizo de rogar hasta el minuto 43, cuando España ya perdía por 20-15. Dueñas mandó saltar a la dorsal 20, una muchachita de Valladolid a la que la ilusión no se podía tapar con el manto de nervios que llevaba encima y del que se desprendió desde la primera jugada.

Ubicada en su posición natural, dispuso de siete minutos para comenzar a tallar sus galones con la roja. En defensa, la internacional pucelana apenas tuvo que sacar las uñas. La naranja mecánica exprimió a fondo a sus pivotes, donde habían encontrado un filón y apenar tentaron el extremo que defendía Amaia Garibay.

En ataque, aunque las holandesas no la dieron espacios para explotar su mejor arma, la velocidad, Amaia hizo un guiño sin premio a la determinación y encontró un hueco en el estático para saltar y probar la soltura de la meta local, Tess Wester, que adivinó sus intenciones como si de una pitonisa se tratara. «Me he encontrado mucho más tranquila, pero no han salido bien las cosas», lamentaba la jugadora al finalizar el partido.

La amarga derrota (31-21) no quitó a Garibay el matiz dulce de la experiencia. Una dulzura que España puede servir en plato frío, como buena venganza, el próximo sábado enLeón, donde volverá a verse las caras con el combinado holandés.

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