Diario de Valladolid

Real Valladolid

Rubio, en la sala de espera

El mediocentro no llegará al mínimo de minutos para su renovación automática pero quiere seguir: «Tengo fuerza, ilusión y ganas»

Álvaro Rubio intenta llegar al balón durante un partido de esta temporada-J.M.Lostau

Álvaro Rubio intenta llegar al balón durante un partido de esta temporada-J.M.Lostau

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Arturo Alvarado
Valladolid

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Álvaro Rubio. El esmoquin de un Real Valladolid que después de ocho meses de competición aún no sabe qué indumentaria enfundarse. Su guante de seda encuentra escaso predicamento en un equipo que ha hecho de la indefinición su bandera. Un rectángulo en blanco que cada semana se intenta colorear según el rival.

La suerte es que el riojano está más cerca de Iniesta que de Ibrahimovic. No sólo en ubicación en el campo. También en carácter. Va más allá del estoicismo. Aguanta la suplencia y además la entiende. El mensaje evangélico elevado a su máxima potencia.

Esta temporada es extraña para el logroñés. Titular prácticamente indiscutible en las ocho anteriores como blanquivioleta, conoce ahora el acíbar de la suplencia. Su beatitud le aleja de cualquier atisbo de crítica, al que podía recurrir por calidad y veteranía. «Todos esperamos continuidad, pero hay mucha igualdad en el equipo. La competencia es buena para el grupo y el míster es quien decide».

¿Se llevó un palo con la suplencia en Las Palmas? «Siempre espero jugar. En todos los partidos y aunque sea un minuto. Pero respeto la decisión del entrenador».

La cohesión del vestuario en torno a Rubi es indudable, a tenor de las palabras del jugador. «Por supuesto que estamos con él. Le tenemos mucha confianza y creo que él también la tiene en nosotros».

Este mes ha cumplido 36 años. Y ya es imposible que llegue a los 25 partidos que suponen su renovación automática. Ha intervenido 23 y faltan 7, pero ha disputado 1.247 minutos, que no suman 14 encuentros completos. «Esa posibilidad ya no se puede dar, pero la verdad es que no me he fijado antes en ella, ni lógicamente lo haré ahora».

El mediocentro estaría encantado de seguir. «Ya no es una decisión que esté en mi mano, pero me veo con fuerzas y con ganas. No he perdido la ilusión». Y niega que haya manos negras detrás de sus suplencias. «Ni me planteo que por no renovarme un entrenador no me ponga si cree que es lo mejor».

Rubio dilata segundos la respuesta cuando se le inquiere si su equipo ha dicho ya adiós al ascenso directo. Duda entre deseo y realidad. «La distancia es amplia pero no inalcanzable. El problema es que ya no tenemos margen de error. En el caso de que no sea posible, tenemos el playoff». La promoción ya no es vista en la plantilla como un fracaso, sino como una oportunidad.

Siete encuentros. 21 puntos posibles para recortar 6. Se necesitará mucho más que la mejor racha de victorias (3) de los pucelanos. Los mortales deberán convertirse en superhéroes. «Es complicado, porque no lo hemos hecho en todo el año, pero posible. Lo hemos intentado siempre y eso lo más importante. Nunca ha habido dejadez y además hemos tenido mala suerte de cara al gol».

Rubio ya tiene experiencia en dos promociones. Una la ganó y otra la perdió. Si toca jugarla, da una receta para hacerle frente. «Son partidos que se deciden por detalles, por lo que hay que tener máxima concentración, minimizar errores y mantener la calma. Quien mejor sepa templar los nervios tendrá mucho ganado».

El dato más curioso del conjunto blanquivioleta es que su bajón se ha producido tras la llegada de los fichajes de invierno. El mediocentro lo contextualiza. «Está claro que no es por su culpa. Todo lo contrario, nos han ayudado a ser mejores. El problema es que los equipos pasan épocas y nos está tocando vivir una mala».

¿Cómo se sale? Rubio da un diagnóstico más que una cura. «Alternamos buenos partidos con malos. Nos falta regularidad. No se trata de hacer grandes partidos sino de tener una línea de continuidad, independientemente de que unos días estés mejor y otros peor. No lo hemos logrado en la temporada pero estamos a tiempo en estos siete partidos que restan».

El centrocampista no encuentra causas evidentes para esa irregularidad, aunque da una posibilidad. «Tantas rotaciones pueden haber afectado, pero tampoco lo explican por completo».

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