Apoyo al míster pero con división de opiniones

Cuando comenzó la Liga, todas las declaraciones de los jugadores albivioleta eran no sólo de apoyo sino de admiración al entrenador. Muchos pensaban que era el mejor que habían tenido en su vida y no mostraban ningún reparo en aventarlo.

Pero las derrotas ponen a prueba hasta el amor más profundo. El mensaje ha variado en los últimos partidos. La fe ciega en Rubi ya no es unánime, sino que existen en la plantilla diversas corrientes de opinión. Eso sí, siempre desde el apoyo al técnico. Los jugadores valoran tanto su calidad humana como la protección que les brinda hacia el exterior. Absolutamente nadie piensa en hacerle la cama.

Sin embargo hay jugadores que se sienten desconcertados ante tanto cambio en el once. Lo respetan pero no lo entienden, y más quienes se quedan fuera no sólo de la alineación, sino incluso de la convocatoria, tras un buen partido.

También hay futbolistas que querrían que se potenciase más lo propio y no estar tan pendientes de rival. Sienten que el técnico les da demasiados datos sobre su juego.

Otro grupo lo componen quienes están a muerte con el míster porque les ha potenciado sus cualidades y ahora son mejores que cuando llegaron o que la temporada pasada. Están dispuestos a tirar del resto y a convencerlos de que sólo con fe en el trabajo conjunto se puede ascender.