real valladolid
Crédito limitado
El club mantiene su confianza en Rubi pero los dos próximos partidos seguidos en Zorrilla serán vitales para su continuidad / También se atribuye responsabilidad a los jugadores
Rubi, a la izquierda, junto a su grupo durante el partido contra el Girona-LOF
Dejémonos de florituras y vayamos al grano. ¿Se sentará Rubi en el banquillo contra el Mirandés? Sí. ¿Se sentará la jornada siguiente, también en Zorrilla, ante el Sabadell? Sí, siempre que en el partido anterior no se haya vivido una debacle de juego y resultado. Una derrota digna, aunque fuese la cuarta consecutiva y la quinta en seis partidos, podría servirle al técnico de salvoconducto para conservar su trabajo una semana más.
Puede que Rubi salve estas dos bolas de partido, aunque sea tras pegar en la red. La siguiente pregunta es: ¿acabará la temporada? A diferencia de lo ocurrido en la anterior con JIM, cuya continuidad se certificó hasta la última jornada, esta vez el técnico catalán no cuenta con carta blanca. Quizá porque ese principio de no acción costó la pérdida de la categoría.
La fe en las oficinas en el trabajo y la capacidad de Rubi no han desaparecido, aunque se ven tamizadas por los pésimos resultados. Saben que lo está dando todo, aunque se preguntan si es suficiente. El panorama al que se enfrenta el míster es complicado, ya que el equipo se le está cayendo competitivamente y no da con la solución para enderezarlo.
En el club se asume que la lucha por el ascenso directo está muy difícil pero no se renuncia al mismo. Al menos hasta que se celebren las dos próximas jornadas. Existe confianza en un pleno de seis puntos en Zorrilla que acerque al equipo a los dos primeros puestos y lo recupere anímicamente.
También se cuenta con la baza de la recuperación de Roger, quien no sólo aporta trabajo y goles, sino el espíritu competitivo del que carece buena parte de la plantilla. Un trío de ataque formado por él, Hernán y Mojica, a plena producción, puede revitalizar al equipo.
Precisamente la plantilla es otro de los focos del problema. Todos en el club son conscientes de que el segundo gol de Gerona no es problema del entrenador, que había avisado muchas veces sobre esa jugada. La idea imperante es que Rubi no es el culpable total de la situación y que algunos futbolistas pueden dar un plus que hasta ahora no sólo han escamoteado, sino que se han visto cómodamente protegidos por su entrenador, quien ha cargado con sus errores.
En definitiva, nadie en el club quiere echar a Rubi, pero sabe que si se prolongan los malos resultados, es imposible desoír a una grada abiertamente en contra.