El BM Atlético pierde fuelle

El BM Atlético no pudo con el líder, aunque le discutió la victoria, le jugó de tu a tu y claudicó solo en los últimos cinco minutos después de haber mandado en el marcador en la segunda parte. El Teucro demostró el por qué está invicto en su pabellón y aunque ganó con apuros, confirmó su candidatura al ascenso con todo merecimiento después de lograr su vigesimosegunda victoria.

El pabellón gallego era una olla a presión. Pese a la ausencia del extremo Sergi Grossi, Nacho González confiaba en la victoria de su equipo. Y no le faltaba razón, porque pudo conseguirla. Con un gran ambiente más propio de ASOBAL, el partido comenzó con un fuerte ritmo y una gran igualdad y con un Valladolid que no se dejaba intimidar. El técnico del Valladolid pidió su primer tiempo a los nueve minutos (6-3) cuando el Teucro había registrado su mayor ventaja. García Pichel era la principal amenaza del Teucro en los primeros minutos pero el equipo vallisoletano no permitía que el Teucro se distanciara y en el ecuador de este primer período empató a seis después de un parcial de 0-3.

Era el mejor momento del Valladolid, que con una gran fortaleza defensiva, se ponía por primera vez por delante en el marcador (7-8) después de sus primeras ventajas al comienzo (0-1 y 1-2), diferencia que aumentaría a dos goles gracias también a su acierto en ataque, donde Fernando Hernández se echaba el equipo a las espaldas con su brillante juego de ataque y su relevancia en el engranaje del juego como sostén del equipo gracias a su brazo ejecutor.

Arrancó con fuerza el Teucro en la segunda mitad y con un parcial de 3/1 devolvió la igualdad. El partido volvía a estar en un puño, con un gran despliegue físico por parte de ambos equipos.

Pasados los primeros diez minutos el Valladolid seguía por delante (16-17). Pero sufrían los de González ante el empuje de los locales, que volvieron a recuperar la ventaja (18-17) a quince minutos del final. Fernando Hernández marraba un penalti que podía haber significado el empate a 19, aunque acto seguido anotaba De la Rubia para poner el empate.

No se rendía el Valladolid y pese a los misiles de García Pichel, los de Pucela volvían a poner el marcador igualado (20-20) para entrar en los últimos diez minutos de partido. Se entró en una fase frenética, con un juego menos elaborado y ataques vertiginosos, con goles en una y otra portería y posesiones muy cortas, un escenario que benefició a los pontevedrses. Fue entonces cuando el Teucro puso un plus de energia y de determinación para ponerse dos arriba con cinco para el final. Un gol de Molrdo puso el 24-21 a cinco para el final que significaba el principio del fin (26-23).