Cerrar

club balonmano atlético valladolid

César y Fernando dictan su ley

La apoteósica actuación del portero y el gran partido del lateral, con 12 goles, impulsan hacia la victoria al Atlético / El relajado final propició que jugasen todos los convocados

Fernando Hernández se abre paso por el centro de la defensa del Bordils para chutar a gol-Pablo Requejo

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

Creado:

Actualizado:

El Atlético Valladolid mostró su elevado sentido del espectáculo, del show-business. Que te colocas 5-0 antes de los tres minutos, pues te tiras cinco sin marcar hasta apretar el marcador 5-4. Que cual hormiguita hacendosa vas ampliando después tus ventajas hasta ponerte 27-16 mediada la segunda mitad, pues otra dosis de goma con un 27-21 para meter un poquito al Bordils en el partido y que la grada no se duerma.

Porque sabes que después llega el arreón final, la apoteosis, con ese 36-23 que supuso la máxima ventaja local y la salida a la pista de todos los integrantes del equipo, hasta el 37-26 final.

Once goles que reflejan la diferencia entre ambas escuadras y que hubiese sido superior de haber necesitado mayor diferencia. No está mal que el Atlético cuide los golaverajes, ya que Teucro, Go Fit y Barça B(aunque éste no pueda subir) le sacan decenas.

Por supuesto que el Atlético no hizo la goma porque quiso. Y sería cruel quedarse con las fases de flojera de los de Nacho González, atribuibles más a errores propios de falta de concentración por lo amable del marcador, que de la presión rival.

Porque los pucelanos completaron un buen partido. Excelso en el caso del portero César, que desquició a los gerundenses. Y muy brillante en el de Fernando. El lateral, que volvió a campar por sus fueros en Santander, demostró que lo suyo fue un minibache, lógico en una temporada. 12 goles suponen la mejor alta médica posible.

Además no sólo dirigió el trabajo de demolición en ataque que César había comenzado en defensa, sino que fue la luz que guió en los momentos de duda, por esas malditas imprecisiones que generaron ocasiones para un Bordils bullicioso y bullanguero, muy físico en sus acciones de ataque, pero de escaso fuste y poderío, sobre todo en defensa. Un par de circulaciones bastaban para abrir fisuras más propias del fracking que del balonmano. Aunque insisto en que no cabe restar mérito a un Atlético que ha metido la directa en la fase importante de la temporada y con una clasificación muy comprimida arriba. Nadie cede.

La historia del partido fue la de esa superioridad de entrada y la pequeña goma que no puso el marcador en peligro (siempre señaló ventaja local) más que con el citado 5-4. La reacción fue instantánea y el 8-4 pasado el primer cuarto del encuentro fue la garantía de que el Bordils no olería la victoria.

César echó el candado y dejó pasar los goles como los porteros de una discoteca de moda permiten el acceso a la zona VIP: sólo los mejores y muy de poco en poco. Porque el correcalles en que se convirtieron los últimos minutos por los fallos de pase y errores defensivos en ambos bandos no merecía una sangría goleadora. Aun así la ventaja creció hasta el 11-6 y el 18-12 del descanso.

En la segunda parte, pese a entonarse el portero catalán, el libreto no cambió. Al Bordils se le iba acabando el fuelle y tras el espejismo del parcial 0-5, con 27-21 apareció... sí, Fernando, para desincrustar el 7 del electrónico. Llegó entonces la hora del fondo de armario atlético, con Rey a la estela de César; el concurso, también afortunado, del tercer portero, Cabada, y goles para todos. Tantos, que absolutamente todos los jugadores de campo se fueron con alguno bajo el brazo.

Cargando contenidos...