De tal palo... tal astilla

Para los muchos románticos del baloncesto en Valladolid el apellido Schlegel les lleva al recuerdo, al grato recuerdo de principios de la década de los 90. Una época donde como muy bien le definía su gran amigo Anicet Lavodrama (otro de los clásicos del pasado del CBValladolid ), Mike Schlegel, alero completo, inteligente, polivalente, engañosamente talentoso, malabarista, difícil de defender y líder silencioso, ayudó a labrar el camino para colocar en el mapa al por entonces Fórum Valladolid. Mike Schlegel, miembro de aquel irrepetible equipo dirigido por Javier Casero en el que militaba también un tal Arvidas Sabonis y que llegó a disputar unas semifinales de la Copa Korac (ante Il Messagero di Roma), no solo dejó un recuerdo inolvidable. En Valladolid nació su hija María Schlegel, una ‘vallisoletana’ que se abre paso, como lo hizo su padre, a base de esfuerzo y dedicación, veinte años después en el siempre exigente y a veces poco gratificante deporte profesional.

Aquella niña surgido del matrimonio con Carmen Mosegui, también con pasado deportivo profesional (atleta uruguaya de 400 metros), representa hoy el futuro del deporte español por partida doble. Por una parte como jugadora del equipo de Superliga Femenina de Voleibol, Feel Voley Alcobendas, donde fue nominada en la última jornada en el siete ideal. Y por otra, como atleta en la modalidad de salto de altura donde en 2012 se proclamó campeona de España.

De tal palo... tal astilla, porque la sangre de Mike Schlegel recorre las venas de María, una deportista que cursa sus estudios de INEF en Madrid y que se convierte en modelo a imitar para otros jóvenes deportistas no solo por su capacidad de sacrificio sino por el hecho de ser capaz de compaginar sus estudios universitarios con la exigencia del deporte profesional.

Pese a que sus padres se separaron cuando María era niña (su madre se casó con el tirador olímpico Alfonso Menéndez), los genes del ya desaparecido Mike Schlegel (murió en 2009) siguen muy presentes en esta ‘vallisoletana’ que se abre camino en el deporte profesional. «He leído mucho sobre como era mi padre. Y ahora que practico un deporte de equipo como es el voleibol valoro mucho lo que significaba para él la palabra equipo. Y está claro que me gustaría ser como mi padre. Todo el mundo habla maravillas sobre él como jugador y como persona», reconoce.

Desde hace un año María Priscilla Schlegel lleva puesta una pulsera que se la regaló su abuelo Bill, padre de Mike con la cita ‘Believing is the beginning’ (creer es el principio) que le ha marcado mucho. «Esta pulsera de mi abuelo significa mucho para mí porque me obliga a pensar cada día por qué luchamos y hacemos las cosas. Cada vez que la miro me emociono y cada vez que me encuentro de bajón me ayuda para seguir hacia adelante, como hizo mi padre».

Estudiar una carrera universitaria y compaginar dos deportes de exigencia máxima no está al alcance de todo el mundo. La ‘vallisoletana’ prioriza los estudios y el voleibol sobe el atletismo, aparcado hasta el verano (temporada al aire libre) una vez que termina la Superliga de Voleibol. María Schlegel, ambiciosa y exigente como pocos, se marca objetivos. «Me dicen que mi padre se caracterizaba por las ganas de mejorar y de aprender. Y si un día tenía que hacer 50 tiros más hacía 250. Yo también soy así. ¿Los genes? Puede ser. Ahora miro en seguir mejorando con la ilusión de acceder a la selección nacional absoluta de voleibol. trabajo sin descanso para ello. Me veo con opciones. ¿Por qué no?», asevera.

El atletismo no es olvidado por María Schlegel, que llegó a defender la elástica nacional en las Olimpiadas de la Juventud en Singapur. «Hasta abril tengo aparcado el atletismo. Luego intentaré superar mi marca personal en el Campeonato de España de verano», concluyó.