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Real Valladolid

La excelencia da paso a la espesura

El Valladolid, plano y sin centro del campo, no se pareció en nada al que goleó al Mallorca

Óscar se lamenta de la ocasión desperdiciada por su equipo-M. Á. SANTOS

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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Como el Guadiana, aparece y desaparece. Es la grandeza de un Real Valladolid capaz de cambiar de cara de una semana a otra. Si ante el Llagostera ejerció de Mr. Hyde y una semana después se enfundó las vestimentas del Doctor Jeckyl, en la tarde de , cuando todo lo parecía tener a su favor con un equipo armado, compensado y con palabras de elogio y sana envidia provenientes de media España, volvió a pinchar. La excelencia de Mallorca dio paso a la espesura y atasco de Llagostera. ¿Qué cambió? Secreto de sumario. El Lugo, muy bien armado atrás hasta con tres centrales, tenía claro que bloqueando la conexión Óscar-Pereira,. tenía mucho ganado. Y así fue.

El Valladolid, víctima de la incapacidad de su centro del campo, apenas contó con ocasiones de gol. El gozo en un pozo. Su nuevo sistema de juego tras la llegada de Jonathan Pereira 4-2-3-1 no fue en esta ocasión un filón de cara a portería ante un rival, sabedor de lo que tenía que hacer, no dudó en conceder el control del balón, el arma que tanto le gusta, al Valladolid esperando de medio campo hacia atrás.

El peligro del Valladolid, con cuentagotas, apenas llegó como viene siendo habitual por la banda izquierda con ese aguijón llamado Mojica con una marcha más que sus rivales. Pero la vigilancia, extrema vigilancia y atención a la zona central y más concretamente al protagonista de la última jornada (Pereira con tres goles y dos asistencias) terminó por bloquear a un Valladolid incómodo que pese a contar con la pleitesía de su rival para llevar el ‘tempo’ del partido apenas dispuso de un seis por ciento más de posesión que el Lugo.

Solo las pérdidas del Lugo a la hora se sacar el balón abrieron la esperanza para cambiar el sino de un partido encaminado al empate. Óscar por dos ocasiones (una en cada mitad) y Chica apenas pusieron en jaque a un atento Dani Mayo, portero del Lugo.

Con el partido atascado la pizarra jugaba un papel determinante como única solución. Sin embargo los cambios introducidos por Rubi (primero Rubio y Óscar Díaz, y después Jeffren) poco o nada aportaron. Porque la marcha de André Leao dejó totalmente huérfano a un centro del campo perdido con un Álvaro Rubio desconectado. Y lo curioso es que tras los cambios y con muchos metros entre líneas el Lugo se fue arriba.

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