Diario de Valladolid

Baloncesto

«No me quiero retirar del baloncesto nunca»

El incansable técnico vallisoletano inicia una segunda aventura en Venezuela tras la vivida en Isla Margarita el pasado año para disputar la Liga de las Américas

Gustavo Aranzana, nuevo entrenador de Trotamundos de Carabobo-J.M.Lostau

Gustavo Aranzana, nuevo entrenador de Trotamundos de Carabobo-J.M.Lostau

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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Ya ha llovido desde entonces cuando allá por 1983 debutaba en la ACB como entrenador Gustavo Aranzana. 32 años después el carismático técnico vallisoletano, incansable, sigue en pie dentro de la exigente rueda del baloncesto de elite. Por segundo año y por exigencias del guión marcado por la crisis económica, inicia una aventura lejos, muy lejos de casa, en Venezuela. Si el pasado año aceptaba el reto de liderar al Guaiqueríes de Isla Margarita, esta campaña, subiendo un peldaño, lo hará en el Trotamundos Carabobo de Nueva Valencia, vigente subcampeón de Liga que disputará la Liga de las Américas, lo que en Europa equivale a la Euroliga.

Pregunta.- Tal y como está el mercado y la crisis no le ha quedado más remedio que volver a hacer las maletas.

Respuesta.- Yo nunca he cerrado ni puertas ni libros. El libro del baloncesto lo tengo siempre abierto. Después de 18 temporadas en la ACB y 584 partidos dirigidos sigo siendo un poco historia de este deporte al que sigo amando.

P.- El nombre de Aranzana sigue en el candelero tres décadas después.

R.- Yo soy superjoven (56 años). La edad la marca la ilusión y la emotividad que uno tenga y a mí, particularmente, me sigue sobrando. Cada día tengo más ilusión y puedo decir que cada día sigo mejorando. No me quiero retirar del baloncesto nunca.

P.- Es el enésimo ejemplo de un técnico vallisoletano que se ve obligado a hacer las maletas para poder trabajar y ser reconocido.

R.- Pertenezco a una ciudad que cuenta con una escuela de entrenadores envidiada. Marchándonos lejos de casa demostramos que somos valientes y que queremos seguir entrenando. Pero es muy duro y hay que tener una gran seguridad en sí mismo y sobre todo contar detrás, como en mi caso, con una familia que te arrope.

P.- Vuelve a Venezuela, esta vez para liderar un proyecto más ambicioso que el del año pasado.

R.- La semilla que dejé en Isla Margarita con un quinto puesto dio el fruto para poder fichar este año por un equipo que luchará por ser campeón y que disputará la prestigiosa Liga de las Américas.

P.- ¿No le asusta la inestabilidad existente en Venezuela ejemplificada en el disparo en la cabeza sufrido por Carl Herrera (ex NBA y ex Real Madrid), entrenador del Gigantes de Guayaquil?

R.- No lo pienso. Si lo hiciera, igual no iría de nuevo para allá. Pero pienso que el fracaso es de los que nunca intentan nada. No se puede vivir todos los días con ese pensamiento. Voy a pensar 24 horas en baloncesto durante siete meses. ¿Duro? Muy duro pero una experiencia gratificante entrenar en un país en el que el baloncesto, al igual que el béisbol, es como una religión como prueba que asistan a los partidos 6.000 y 7.000 personas. Esto aquí no se puede decir.

P.- Siete meses lejos de casa y sin el apoyo de un ayudante como el año pasado con Iñaki Martín.

R.- Lo de tener a un ayudante era innegociable. Va a ser muy duro estar solo pero seré un gurú de la tecnología (parabólicas, interrnet, skype...) para hacer la espera lo más llevadera posible.

P.- ¿Llegará a Venezuela el próximo día 2 de enero con el equipo hecho?

R.- Afortunadamente sí. Logramos renovar a Jhornan Zamora y tan solo nos falta atar a un ‘cinco’, con Vargas y Asselin con opciones.

P.- Y desde la distancia ¿como verá los movimientos de «su» CBValladolid?

R.- Con preocupación, mucha preocupación y cierto temor. Desde fuera lo pasas mal si las cosas no funcionan. Ojalá que el club pueda seguir en pie. Da pena que estemos en esta situación y que el día a día sea tan difícil de llevar.

P.- ¿Vaticina un negro final para el club morado?

R.- Ojalá que no pero a veces la situación es tan complicada que no queda más remedio. Sería una pena que Valladolid se quedara sin baloncesto porque lo quiere.

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