Difácil publica ‘Gasolineras’, los versos premiados de Javier Adrada de la Torre

‘Con el último rayo de la noche / el motor ruge y una sombra brilla / en el retrovisor / en la i-90 / los gatos del arcén y las farolas / sugieren travesías imposibles / el futuro se deja adivinar / en las tripas de asfalto / la ciudad / queda ya lejos / es que acaso / no fue un sueño?...’, se pregunta el vate en los versos que abren Gasolineras. La editorial vallisoletana Difácil incorpora a su catálogo al poeta y novelista Javier Adrada de la Torre (Madrid, 1996), publicando un poemario que ha sido merecedor del XXII Premio Internacional de Poesía ‘Martín García Ramos’.

Un volumen que su autor presentará este jueves (19.30 horas) en Valladolid, en la librería El Árbol de las Letras, junto al poeta Jorge Molinero.

Sus versos se gestaron en otoño de 2021 –tiempo de pandemia, de vacunas y ocasos–, durante una estancia en EEUU. Adrada de la Torre, profesor visitante en la Universidad de Massachusetts-Amherst y autor del ensayo Luis Cernuda y Friedrich Hölderlin: traducción, poesía y representación (Comares, 2021), recorría Nueva Inglaterra siguiendo las huellas exiliadas del poeta de la Generación del 27. ‘No / consentiremos un día más de olvido / la vieron / por última vez como una estrella / fugaz sobrevolando un país de ciegos / en una noche nublada’, escribe el autor de La aurora de los girasoles (2014) y Espejismo de un dios (2017).

En Gasolineras, en efecto, resuenan los ecos de los placeres prohibidos de Cernuda; también los de Neil Young o los de un Springsteen temprano, perdido en el diluvio y sin hallar santos en la ciudad. Y en su ruta por un lugar que devora a quien lo venera – ‘Tierra de la esperanza y sin embargo / cuerpos descompuestos bajo /la bandera’– encuentra vagabundos a las puertas del Wallmart o mujeres humildes que distraen el lento paso de la vida con compras on line que no harán jamás. Y descubre que en ‘cada calle hay un ángel distinto / asesinado por el cielo’.

Del autor y del poemario dice el también poeta Martín Zúniña Chávez en el prólogo: «Es un viajero que regresa del fin del mundo y nos lo cuenta. Nos cuenta que el fin del mundo está ya aquí, pero no totalicemos, porque el mundo no se acaba, solo nosotros, nuestra fútil presencia, nuestra huella en el mundo».